Historia de un hotel de Opatija

En mi ruta por Croacia y Eslovenia de verano de 2010 visité brevemente la península de Istria, pasando un par de días en la ciudad costera de Opatija. Hoy en día se trata de un alegre centro de vacaciones estival, con kilómetros de playa, turistas y hoteles por doquier. Aún así, Opatija conserva un paseo marítimo arrebatador, y todavía se perciben ciertos aires de la distinción y exclusividad que una vez tuvo, cuando era uno de los sitios de veraneo de moda para la aristocracia astrohúngara de principios del siglo XX.

Playa de Opatija, en Croacia

Me alojé en primera línea de mar, en el Hotel Kristal, principalmente porque disponía de aire acondicionado (de los pocos hoteles en Opatija) y porque las opiniones en Booking.com eran todas muy favorables. En recepción andaban muy liados y tardaron un poco en atenderme, así que mientras esperaba me fijé en un enorme cuadro de la fachada del hotel que había justo al lado, con la narración de su historia. Me fascinó su lectura, y no pude evitar fotografiar el texto para traducirlo (del inglés) para todos vosotros. Es la historia real de las muchas vicisitudes de un hotel que acaba de cumplir 100 años de servicio.

Pension Breiner, luego Hotel Cristallo, inicios siglo XX

La Pensión Breiner

La historia del Hotel Kristal de Opatija comienza en la ciudad austríaca de Gleichenberg, a principios del siglo XX. De allí eran originarios los Breiner, el matrimonio fundador. Por aquel entonces, las actuales Austria y Croacia formaban parte de un mismo estado, el Imperio Austrohúngaro. Ya hacía tiempo que la costa norte croata se había puesto de moda como lugar de descanso de la aristocracia imperial, y el matrimonio Breiner vió en ello una oportunidad para trasladarse allí y prosperar montando una pensión. Así que los Breiner se trasladaron a Villa Helvetia (Opatija), y abrieron su humilde pensión en el número 110 de la antigua Reichstrasse. Gracias a una brillante gestión de Mina, la esposa, y a unos precios económicos que partían de 10kr diarias, la Pensión Breiner representaba en la época lo mejor en cuanto a oferta de alojamiento de gama media en Opatija.

Los Breiner eran listos, y pensaron en especializarse para destacar de entre la competencia. Se decantaron por atraer a los clientes judíos, muy numerosos en aquel entonces, así que Sigmeund y Mina hicieron lo posible para asegurarse de que su oferta incluyera todo lo que alguien que profesara la religión judía pudiera necesitar: seguir el ritual kosher en la cocina, ofrecer un servicio religioso los sábados y las principales fiestas del calendario judío hicieron de la Pensión Breiner una opción muy interesante para los clientes judíos de principios del siglo XX. La gran demanda que siguió llevó al éxito, y pronto la pensión tuvo que aumentar su oferta de habitaciones, así lo que la emprendedora Mina decidió alquilar y anexionar las villas colindantes (Vesna y Erminia).

La prosperidad en un negocio trae dinero, y éste ha de ser bien administrado y mejor invertido para seguir creciendo. Los Breiner predijeron un brillante futuro para el turismo en Opatija, así que compraron más terreno y construyeron una magnífica pensión en 1912, en el mismo lugar y bajo el mismo nombre familiar. Tras finalizar las obras de construcción de la nueva pensión, y contando conque disponían de otra pensión en el vecino pueblo de Lovram, los Breiner llegaron a disponer de un respetable número de habitaciones para alquilar. El final de la década de 1920 fue muy lucrativo para ellos, así que en 1927 decidieron ampliar todavía más la pensión hasta llegar a las dimensiones actuales, más o menos.

Hotel Kristal de Opatija, principios del siglo XX

Lo único que los Breiner no pudieron predecir fue el giro radical de la situación política de la época. Habrían podido superar la desmembración del Imperio Austrohúngaro sin demasiadas dificultades, pero no pudieron con el fascismo que en poco tiempo se apoderó de la región y que derivó en una Segunda Guerra Mundial de consecuencias devastadoras. Y ello marcó el final de la historia de un gran hotel del que Opatija siempre podrá sentirse orgullosa.

Nuevos tiempos, nuevos dueños y nuevo nombre

La gran pensión Breiner cayó en manos de militares fascistas italianos bajo extrañas circunstancias, quienes la acabaron vendiendo a un matrimonio adinerado, los Katzenelenbogens. Él era judío, ella era la gran actriz Tilla Durieux. La Pensión Breiner cambió de nombre y pasó a llamarse Cristallo, aún así continuó siendo una de las pensiones más solicitadas en la riviera de Opatija. El éxito de la pensión en esta época se debió casi exclusivamente a la gestión de Tilla Durieux, quien la condujo brillantemente con una combinación de disciplina germana y su concepto artístico del /mundo, tan típico de grandes artistas. Así fue al menos hasta que la situación política derivó en un fascismo totalmente desquiciado, y en la persecución del pueblo judío.

Finalmente, el marido de Tilla fue enviado a un campo de concentración, y ella pasó a la corriente anti-fascista y se marchó a Zagreb. Este periodo en que Tilla Durieux gestionó el Cristallo continúa siendo el de más éxito para el hotel en toda su historia.

Tilla Durieux

Tiempos de transición

La historia del hotel continuó de una manera que era típica para la mayoría de los hoteles de Opatija en la época: usado más como hospital que como hotel y siempre con una gran cruz roja en el techo, pero con diferentes banderas en su fachada, según conviniera. Al final de la guerra, quedó fija una gran bandera roja con cinco estrellas, que simbolizaba la simpatía por la distante Moscú. Y dado que el antiguo Hotel Regina fue más avispado en cambiar de nombre y transformarse en el Hotel Moscú, el Cristallo tuvo que contentarse con cambiar a Hotel Praga.

Y así fueron pasando los años, y con ellos el clima político favorable al socialismo también llegó a su fin, con lo que tocó de nuevo cambiar de nombre. Así que echando una ojeada al pasado reciente, los nuevos propietarios del hotel adoptaron el nombre de Cristallo pero esta vez en su la variante croata, con lo que el hotel pasó a denominarse Hotel Kristal.

Los años posteriores vieron cómo el Hotel Kristal se fue alejando del turismo orientado a la clase trabajadora de la era socialista, y se fue preparando para el emergente turismo de masas de tiempos más recientes. Y la verdad es que el cambio le fue muy bien, así que el hotel no se durmió en los laureles y estrenó nueva fachada de aspecto más moderno, y realizó importantes cambios estructurales como fueron la ampliación del ático y la construcción de una piscina cubierta que hicieron mucho más atractiva la estancia del hotel en periodos no estivales.

El Hotel Kristal de Opatija, al lado del mar

El Hotel Kristal mira al futuro

El Hotel Kristal nunca ha llegado a ser un hotel de lujo ni de cinco estrellas, pero sus clasificaciones de las épocas austríaca, italiana, yugoslava o croata han sido por regla general más bajas que la calidad que el hotel siempre ha proporcionado a sus clientes. Durante la etapa socialista, el Kristal era considerado un modelo de limpieza y buen mantenimiento. En mi experiencia, el Hotel Kristal es una excelente opción para pernoctar en Opatija.

Hoy día, el Hotel Kristal comparte destino con la marca Liburnia Hotels, y espera paciente el resultado de la resolución de su complicada situación de propiedad, derivada de tantas vicisitudes a lo largo de sus 100 años de historia. Lo que parece seguro es que cuando ésto se resuelva, el hotel volverá a experimentar un resurgir basado en su gran tradición de buen hotel.

Fachada del Hotel Kristal de Opatija

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#Hoteles#Historia#croacia

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
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