Continuamos nuestro gran paseo por Amsterdam. Si te perdiste la anterior entrega pincha aquí.
Las atracciones de la Plaza Dam aún no han terminado, en el lado sur tenemos el Museo Madam Tussauds. Una actividad muy recomendable para pequeños y mayores. Se trata del museo de cera de la ciudad. El tour comienza con un gigante que nos cuenta la historia de Holanda y tras el discurso pasamos a una sala donde topamos con unos muñecos cuyo realismo es impresionante. Después llega el pasaje del terror, no aconsejable para menores ni débiles de corazón y os aseguro que va en serio. Está muy logrado. Tras los sustos llega lo que todos esperamos, personajes famosos por doquier. Reservad tiempo porque se os pasarán los minutos como si fueran segundos.
Una vez entrados en el mundo cultural vamos a hablar de los museos que hay en la ciudad, si bien el catálogo no es tan amplio como el de otras grandes capitales europeas Amsterdam tiene un buen surtido. Sin lugar a dudas el más importante de ellos es el Rijksmuseum, el Museo Nacional de Amsterdam, que exhibe las obras maestras de los grandes pintores de la Edad de Oro Holandesa. También cuenta con una importante colección de arte asiático entre otros muchos tesoros. Si seguís con sed de arte nada mejor que calmarla con el Museo Van Gogh que necesita poca explicación o la Casa de Rembrandt. Si no os va el arte o no enténdeis mucho de pintura tenemos otras opciones mucho más lúdicas como son el Museo del Sexo, el Museo de la Fotografía FOAM, el Jardín Botánico, el Museo del hachís, la marihuana y el cañamo o la Experiencia Heineken. Éste último se encuentra en la antigua fábrica de cerveza que esta marca abrió en 1867. Este lugar se mantuvo operativo hasta 1988 cuando se trasladó la producción a unas instalaciones mucho más modernas en las afueras. Su conversión definitiva en museo de produjo en 1991. El tour nos enseña desde la historia de la marca hasta como producen su cerveza. Como curiosidad nos podemos llevar una botella de recuerdo con nuestro nombre impreso en la etiqueta por cinco euros.
De entre todas las atracciones de Amsterdam hay una muy especial que acerca a miles de turistas cada día. Este lugar histórico está en el número 267 de la calle Prinsengracht y es una prueba viva del horror de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi. La Casa de Ana Frank (Anne Frank Huis) en sí misma no es muy espectacular pero conocer la historia de la familia Frank y experimentar la atmósfera opresiva de la “casa de atrás” donde la pequeña Ana Frank escribió su diario justifican el tiempo de espera.
Sin salir de Prinsengracht llegamos a Westerkerk, la Iglesia del Oeste. Inaugurada en 1631 es la iglesia protestante más grande de Holanda. La torre de 85 metros de altura está adornada con la corona imperial de Maximiliano de Austria y por 3 euros ofrece una buena vista panorámica de la ciudad. El 8 de octubre de 1669 el pintor Rembrandt fue enterrado aquí en una tumba alquilada aunque nadie sabe dónde.
El otro gran templo de la ciudad se encuentra en pleno Barrio Rojo así que antes de caer en el vicio expiamos nuestros pecados en Oudekerk. La “Iglesia Vieja” es el monumento más antiguo de Amsterdam y aunque hay que dejarse 5 euros en la entrada sus paredes pintadas, el impresionanete órgano y las tallas con moraleja de los bancos del coro nos hacen olvidar el pago.
La construcción comenzó en 1250 y la torre de la campana fue terminada en 1566. En total les llevó tres siglos terminar el proyecto. Durante la Alteración de 1578 (nombre con el que se conoce el cambio del catolicismo al protestantismo) los reformistas protestantes confiscaron la iglesia y destruyeron casi toda la decoración. El movimiento popular calvinista negaba el culto a las imágenes y causó grandes destrozos. Los iconoclastas destruyeron y robaron las riquezas de las iglesias católicas. Así las imágenes de los santos y los altares desaparecieron de las iglesias en los Países Bajos.
Continuará…
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