Museo de la Tortura de Amsterdam

La tortura siempre ha sido un medio, más o menos reprobable, para castigar “conductas impropias”, sacar información a confidentes que no están “por la labor” e intimidar. Los métodos para causar daño a las víctimas son innumerables y es que siglos de ingenio a servicio del dolor han dado y dan para mucho.

Históricamente la tortura ha sido utilizada por todas las civilizaciones sin excepción y su uso se encuentra ampliamente documentado. No obstante cada vez que oigo hablar de ella se me viene a la cabeza la Edad Media y la Inquisición, quizá por lo rudimentario de las técnicas aunque no creo que las actuales tengan nada que envidiar a las que  empleaban nuestros antepasados.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

Estamos en la calle Singel, a la altura del numero 449, frente al mercado de la flores de Amsterdam (Bloemenmarkt), y vamos a visitar el Museo de la Tortura .

Antes de entrar vamos a precisar que éste es un museo que se ve rápido y por ello el precio de la entrada es quizás algo alto para lo que ofrece (7,50 euros) pero como curiosidad no está nada mal.

El museo se encuentra dividido en tres zonas que exponen una treintena de objetos. Sobra decir que el más espectacular es la silla de la Inquisición. En todo el recorrido encontramos abundante información en varios idiomas sobre cada artefacto incluyendo dibujos de cómo era utilizado.

Una vez estamos dentro el ambiente está muy logrado, la escasa luz en tonos rojos y azulados ayuda mucho a meternos en el papel a la par que dan solera a algunos objetos que no son más que réplicas modernas.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

Las autoridades durante los juicios debían aportar evidencias de que los crímenes se habían cometido. A menudo no había pruebas tangibles con lo que se veían obligados a obtener una confesión del acusado. El rompedor de cráneos permitía “extraer” las confesiones de la manera “más directa”.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

Otro instrumento muy efectivo a la hora de hacer hablar era el potro de tortura cuyo mecanismo permitía estirar a la víctima hasta romperle los tendones si era necesario. Este método tenía un punto de justicia porque si el acusado soportaba el dolor debía ser puesto en libertad por falta de pruebas.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

La brujería era un pecado que no sólo afectaba a la cabeza ya que el diablo poseía todo el cuerpo y nada mejor que la silla de la Inquisición para liberar al poseído. El verdugo ataba a sus víctimas a la silla y el peso del cuerpo hacia el resto. En algunas ocasiones se añadían brasas por debajo para someter al brujo/a al tormento total que purificaría su cuerpo.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

Dentro de la categoría “siéntese que le escuchamos” tenemos otros artilugios que se mostraban igualmente efectivos.

Museo de la Tortura de Amsterdam
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Algo menos macabro son las máscaras que se utilizaban para callar a aquellos que incitaban al desorden hablando mal de la corona o propagando rumores. Otras veces se utilizaban para ridiculizar al “pecador”.

Museo de la Tortura de Amsterdam
Museo de la Tortura de Amsterdam

En fin, el museo nos enseña que si el ser humano se lo propone puede ser muy imaginativo aunque sea para hacer daño, eso si, todo por el bien común, ya sea para acabar con la brujería, expulsar demonios o ya que estamos instalados en el siglo XXI “detener terroristas”.

Para más información:  http://www.torturemuseum.nl/

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#museos#Amsterdam#holanda#Historia

Publicado por Txemi

Por el momento ha viajado a 32 países y vivido como expatriado 18 meses en Inglaterra y casi tres años en Holanda. No es extraño toparse con él en cualquier aeropuerto y es un gran "fan" de las aerolíneas a las que adora con devoción. También puedes seguir a Txemi en "las afueras de Bilbao" // txemivirtual.com

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