Una de las maneras más efectivas de comenzar a intuir una ciudad que nos es desconocida es a través de la mirada de sus habitantes. Las miradas de Casablanca son directas e intensas, a veces plácidas, a veces curiosas, también inquisidoras.

La Mezquita de Hassan II de Casablanca es una de las más monumentales y magníficas del mundo, y no es de extrañar que se haya convertido en el gran atractivo turístico de la ciudad. Los guías turísticos que nos presentarán la magna obra nos hablarán con orgullo del gran esfuerzo colectivo que supuso su construcción en 1993, de su cúpula robotizada que se abre a diario un par de horas pero que se cierra si detecta vientos de más de 80Km/h.; nos mencionarán los más de 300 altavoces que se esconden entre sus columnas y se encargan de hacer llegar las oraciones de los muecines a los fieles congregados, y nos relacionarán la excelente materia prima marroquí utilizada en la construcción de la mezquita. No pasarán por alto el suelo calefactado que cubre toda la superficie del templo, ni las gigantescas lámparas de cristal que bajan al suelo a golpe de mando a distancia. También nos instruirán de religión y liturgia musulmanas, y digo yo que nunca viene mal ampliar horizontes.

Casablanca, como gran ciudad que es, nos ofrece escenarios muy distintos según el barrio que visitemos
En las calles de Casablanca apreciaremos una de las características más fascinantes de la ciudad: la fusión de culturas y estilos, del encuentro de lo musulmán con lo occidental, un hecho que no se da en ningún otro lugar del Magreb como en Casablanca.


Cerca del Palacio Real, del que vale la pena admirar su fachada y pasear por la gran explanada que lo precede, podremos visitar los zocos del barrio de Habous. Afanosos, alegres y amables con el turista, pasearemos por entre puestos de artesanía, alimentos, orfebrería y su pintoresco mercado de las olivas. Debemos obrar como turistas respetuosos, a las mujeres por ejemplo no les gusta que les hagan fotos.

Lo musulmán y lo occidental se funden en las calles de Casablanca
Casablanca, como gran ciudad que es, nos ofrece escenarios muy distintos según el barrio que visitemos. Al este de la Medina Vieja se extiende el barrio Art Decó donde podemos ver varios conjuntos monumentales de fachadas blancas impolutas, recientemente restaurados, que el gobierno de París edificó en plena época del protectorado francés sobre Marruecos, allá por 1930.
En estas mismas calles se inaugurará en 2013 uno de tranvías más modernos de África.

Sin embargo, no hay que alejarse del Boulevard Mohamed V para contemplar estampas más propias de la imaginería que esperamos de un viaje a Marruecos.

Entre el Boulevard Mohamed V y el Boulevard Hassan Seghir no debemos perdernos una visita al Mercado Central de Casablanca, donde distraeremos la vista, el olfato y quizá el gusto paseando por entre sus puestos de hortalizas, de carnes y de pescado.

Pero si preferimos oler a mar, no hay como acudir a pasear al Boulevard de La Corniche.
Y dispondremos si queremos de un par o tres de puestos donde comer productos frescos del día, compartiendo mesa con los locales de Casablanca.

Muy cerca encontraremos la Place de Mohamed V, el centro neurálgico de Casablanca y su plaza más popular. Si el día hace bueno, veremos a una multitud de gente disfrutando plácidamente de los rayos de sol en compañía de sus seres queridos.



Pero si preferimos oler a mar, apoyarnos en un malecón y embelesarnos mirando el horizonte, no hay como acudir a pasear al Boulevard de La Corniche. Allí podremos obtener algunas de las mejores fotografías de nuestra visita a Casablanca.

Más información
Este post ha sido posible gracias a la inestimable colaboración de Air Arabia y Hoteles Barceló. Air Arabia conecta Barcelona y Casablanca con una muy buena relación calidad/precio, podéis contactar con ellos en el telf. 902053765. Para la estancia os aconsejo el Hotel Barceló Casablanca, en el céntrico Boulevard d’Anfa, 139. Es donde estuve alojado, y ofrecen un servicio y una localización espléndidos (telf.: +212 522208000 – email: casablanca@barcelo.com).
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Excelente mirada «a pie de calle». Las fotos de la gente haciendo su vida son geniales! 😀
Estupendas Street Photographs!!!!
Un abrazo
Tus fotos transmiten mucho más la esencia de Casablanca que las típicas instantáneas de la ciudad. Nice Job!
las fotos son preciosas, en particular la primera me parece muy bonita! enhorabuena tb por el blog!
¡Muchas gracias a todos por los comentarios! Espero que las fotos transmitan algo de la Casablanca amable y festiva que me encontré un fin de semana de noviembre.
Es una hipocresía hablar de «esfuerzo colectivo» en la construcción de la mezquita de Hasan II. No dudo de que las autoridades, ¿y los guías?, se sientan orgullosos pero habría que explicar qué significó ese «esfuerzo colectivo»: los marroquíes, incluso los que apenas tenía para llegar a fin de mes, se vieron obligados a pagar para que se construyera (se iba por las casas recaudando el dinero). No creo que sea un lugar del que sentirse precisamente orgulloso. Casablanca es una ciudad con un encanto especial y no hay duda de que la mezquita es uno de sus atractivos turísticos (para mí el menos importante) pero debería contarse todo, de manera objetiva, para que no caiga en el olvido…
Probablemente es muy cierto lo que dices, yo me basé en las opiniones de dos guías diferentes pero obviamente no realicé una investigación profunda sobre el asunto. Una de estas guías (muy favorable al sistema de gobierno actual en Marruecos) me llegó a reconocer que la gente estaba contenta con Mohammed VI porque es más abierto de lo que lo fue su padre (Hassan II), de quien me pareció entrever que era considerado como un déspota.
En fin, no entraré más en este tema político y social porque básicamente lo desconozco, pero en cualquier caso coincido contigo en que la mezquita de Hassan II no es ni mucho menos lo mejor o más interesante de Casablanca.
Curiosa y peligrosa esa dicotomía que se establece entre «occidental» y «musulmán». Es una contraposición que, en este caso, pretende ser benévola mediante el concepto de fusión, pero dicotomía al fin. Podría entender una divergencia cultural entre lo «occidental» y lo «oriental» como experiencias vitales diferentes, pero no la que se estabece, ni a modo de metafora. Lo musulmán es tan occidental como lo es el Cabo San Vicente en relación a, precisamente, Casablanca, o Al Jadida si se quiere ir más al oeste. Por otro lado, ¿no es occidental la población musulmana de los paises occidentales? La expansión del islam se produjo en pocos años desde su nacimiento y permaneció al menos ochocientos años en la parte más occidental de Europa; o ¿es que sólo fueron occidentales durante todo ese tiempo los reinos cristianos del norte?; y hablando del cristianismo, tan occidental él, ¿acaso no nació tan solo unos cuantos km más al norte que el islam? Y en últimas: ¿por qué es más musulmán una chilaba que una gorra con el logo de Nike? ¿Hacia dónde ha de viajar un californiano si quiere llegar antes a China, hacia oriente o hacia occidente?; ¿no será esa división oriente-occidente un tanto artificial y tan eurocéntrica como colocar al viejo contienente en el centro?; ¿realmente es Europa el viejo continente?; ¿qué dicen a este respecto la geología y la paleontología? Preguntas que, alguna vez, conviene hacerse.
Xabier, siendo muy cierto todo lo que dices, creo que sacas demasiada punta a un texto que se refiere sólo de pasada al contraste entre ‘lo occidental’ (entendiéndose como ‘cultura occidental’, con toda la vaguedad e imprecisión de un término que sin embargo es ampliamente utilizado) y ‘lo musulmán’ (que efectivamente, a lo largo de la historia ha ido abarcando un basto territorio, no sólo ya los extremos occidentales (geográficamente hablando) de Europa o Asia Menor, sino que hoy día está extendido por todo el planeta).
Es inevitable que un europeo como tú o como yo se exprese con un lenguaje eurocéntrico, y que cuando cerremos los ojos y pensemos en el mapa mundi, visualicemos en nuestra cabeza una Europa centrada en él, con el Atlántico a la izquierda y Asia a la derecha. Así nos educaron desde pequeños, ¿verdad? 🙂
Muchas gracias en cualquier caso por leer el artículo y compartir tus interesantísimas reflexiones.