Si Alicia decidiera abandonar el País de las Maravillas y saltar a la realidad, los lugares donde podríamos buscarla serían innumerables. La fantasía e imaginación parecen no tener límites cuando alguien se propone hacer algo especial y cuenta con medios para ello. Seguidnos como Alicia siguió al conejo de la chistera para mostraros un par de lugares que seguro os van a gustar.
Siendo poco originales quizá comenzáramos nuestra búsqueda en su lugar de nacimiento o mejor dicho de gestación. Para ello nos desplazaríamos al Christchurch College de Oxford donde la musa visitó Lewis Carroll. Cuenta la leyenda que éste se encontraba paseando en barca con el reverendo Robinson Duckworth y las tres hijas del decano del Christchurch College: Lorina, Alicia y Edith. Durante dicha excursión Lewis les contó una historia disparatada a las niñas que gustó mucho, especialmente a Alicia. Ante la insistencia de ésta cuatro meses después Dodgson comenzó a escribir aquel relato.
Volviendo a la idea original nos desplazamos a Cardiff, capital de Gales, para visitar su castillo. Una vez dentro nuestro pensamiento es que Alicia se sentiría como en casa.
El Castillo de Cardiff fue construido en el año 1091 por normandos, muy aficionados a poner castillos en cada pueblo, y se asienta sobre la base de una antigua fortificación de la época romana. Lógicamente muchas familias lo han habitado a lo largo de su historia. La última de ellas, antes de que pasara a manos del Estado como donación, fue la familia Bute.
A finales del siglo XIX el John Bute encargó a su “arquitecto de cabecera, William Burges, una gran reforma que lo transformara en un palacio de “cuento de hadas” sin escatimar en nada. Las obras comenzaron en 1868 con la construcción de la Torre del Reloj, típica imagen que sale en todos los folletos turísticos de Cardiff.
Más allá del lavado de cara lo mejor está en el interior, con una decoración que deja la boca abierta.
La segunda idea que os queremos presentar está a las afueras de Cardiff, a unos 10 kilómetros del centro de la ciudad, y se trata de otro castillo, Castell Coch.
Como en el caso anterior es un lugar que parece sacado de un cuento y los protagonistas son los mismos. El arquitecto fue William Burges y John Bute el que pagó la factura. Aquí partieron de un castillo del siglo XIII que se encontraba en un estado de ruina total. Lo poco que quedaba en pie eran sus cimientos y unos impresionantes muros de más de tres metros de espesor. A la vista queda el gran trabajo que se realizó para disfrute de sus visitantes.
Las fotos hablan por sí solas, dos lugares donde la fantasía de dos hombres quedó plasmada para siempre, un auténtico deleite para la vista que no debería faltar en una visita a Cardiff.
Más información:
Cardiff Castle (ESP)
Castle Coch (ING)
