Casablanca es la metrópoli más grande y cosmopolita de todo El Magreb, y también la más moderna y occidentalizada. Con más de 6 millones de habitantes en su área urbana, equiparable en dimensiones y población a ciudades como Madrid o Barcelona, existen multitud de casablancas en su interior; también una Casablanca de zocos.
En esta entrada visitaremos las dos principales zonas en donde se concentran los zocos de Casablanca: la Medina vieja y la Medina nueva.
Zocos de la Medina nueva
Comenzamos por la más reciente, la Medina nueva. Ubicada en el barrio de Habous, su aparición data de la segunda década del siglo XX y se encuentra en el sureste de Casablanca. En esta zona moderna de la ciudad se concentran varios zocos: el mercado de las aceitunas, el de las especies, el de productos derivados del cuero, y sobre todo encontraremos una gran variedad de productos de artesanía, destacando un amplísimo surtido de teteras, bandejas bañadas en plata, espejos y cuadros, cristalería, etc. Vale la pena pararse a contemplar estos objetos, y porqué no, comprar algún recuerdo. Por regla general, los vendedores marroquíes no se hacen muy pesados y dejan curiosear el género con tranquilidad.

Muy cerca del barrio de Habous tenemos el palacio real de Casablanca, con lo que es habitual ver bastante turismo por estos zocos. Se trata en cualquier caso de una zona viva y colorida, muy agradable de pasear, y solamente acercarse a curiosear por el zoco de las aceitunas –no se nos ocurra salir sin probar unas cuantas– ya vale sobradamente la visita.


La actividad en los zocos de la Medina nueva es frenética, veremos pasar continuamente coches, motos y burros cargados de mercancía por entre la gente, pero más allá del ruido y del caos, visitar los zocos del barrio de Habous es muy, pero que muy entretenido.

Zocos de la Medina Vieja
La Medina vieja de Casablanca no tiene nada que ver con la que acabamos de visitar. Encerrada entre las antiguas murallas de la ciudad alauí que datan del siglo XVI, sus calles son estrechas y serpenteantes, muchas sin asfaltar, y sin aparente orden ni concierto. En realidad estas calles se corresponden con la Casablanca histórica y previa a la irrupción del protectorado francés que a principios del siglo XX decidió revolucionar la ciudad con una actividad constructora febril, y expandirla extramuros. Y con el surgimiento de la nueva megapolis marroquí, su Medina vieja acabó convirtiéndose en un barrio humilde, habitado por aquellos que no tenían más remedio que soportar sus humedades e insalubridad. Y la verdad es que hoy día no parece haber remontado mucho el vuelo.


Pero precisamente es esta idiosincrasia la que hace su visita tan interesante. Aquí los puestos son menos llamativos y turísticos, al contrario, a veces parece que nos encontremos ante un desparrame de productos y vendedores sin mucho sentido. Podremos comprar fruta y hortalizas, gallinas de corral, vaqueros y carteras, menaje del hogar y teteras, también especias y aceite de argán, relojes y cordero… lo que se nos ocurra.
Visité los zocos de la Medina vieja un domingo a primera hora, las diez de la mañana. Apenas habían compradores a esa hora –en parte por un cielo que amenazaba tormenta, supongo– y la verdad es que la sensación de recorrer sus callejuelas fue entre intensa y fascinante.



Regatear en Marruecos
Marc ya lo decía en una entrada dedicada en exclusiva a trucos para regatear en Marruecos: el marroquí no es un vendedor pesado y agobiante con el que pasar horas y horas negociando, ni nos perseguirá de manera persistente hasta que cierre la venta. Obviamente hay mucho margen para negociar y regatear precios, pero veremos claramente que el vendedor marroquí se planta en un momento dado, con la pose totalmente seria, y no lo moveremos de ahí –más aún si detecta que vamos con algo de prisa–.
Pero el regateo es un juego de dos, y realmente puede ser interesante y divertido si vamos con tiempo, la mente abierta y relajados… Lo único es que, en mi breve experiencia, quizás no consigamos rebajas tan espectaculares como sucede, por ejemplo, regateando en Túnez.
Visitar los zocos de Casablanca
El punto neurálgico desde el que visité los zocos de Casablanca fue el Hotel Barceló Casablanca, situado estratégicamente en el centro de la ciudad (Boulevard d’Anfa, 139). Desde allá, podemos acercarnos a la Medina Vieja y la mezquita de Hassan II en menos de media hora caminando, y la Medina nueva queda a unos quince minutos en coche, que en taxi pueden equivaler a unos 30 dirhams.
Más información
Este post ha sido posible gracias a la inestimable colaboración de Air Arabia y Hoteles Barceló. Air Arabia conecta Barcelona y Casablanca con una muy buena relación calidad/precio, podéis contactar con ellos en el telf. 902053765. Para la estancia os aconsejo el Hotel Barceló Casablanca, en el céntrico Boulevard d’Anfa, 139. Es donde estuve alojado, y ofrecen un servicio y una localización espléndidos (telf.: +212 522208000 – email: casablanca@barcelo.com).
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Wow!; pensé que en Casablanca el estilo no era tan auténtico como en Marraketch pero veo que sí, … vamos que ésto anima y mucho a una visita a la capital de Marruecos!
Saludos.
[…] “Zocos de Casablanca” 3 Viajes (Manuel Aguilar) […]
Me encantan los zocos de marruecos llenos de olores y colores, muchas gracias por compartir este maravilloso blog