Qué bello es viajar; más aún que vivir. Por eso me hallo de nuevo en la terminal (qué mal hicimos no comprando piso en Barajas). Destino: Rotterdam. A veces hay que ir a un viaje leído. Otras es mejor dejar que te sorprenda. Sobre todo si no has tenido tiempo de acercarte a su historia. Éste es mi caso. No sé qué me deparará esta ciudad, pero vamos a descubrirlo juntos.
Vuelo con Transavia.com porque se cumple un año desde que instauraron la ruta Madrid-Rotterdam y hemos sido invitados a celebrar la efeméride junto con otros blogs. Transavia es una compañía que une Holanda con media Europa a bajo coste. Y sin las tediosas normas que exige Ryanair, por poner un caso. No es obligatorio que factures con el billete impreso, por ejemplo. Ni la experiencia resulta ultrajante sino todo lo contrario. O al menos normal, que ya es bastante.
Así que el vuelo bien, gracias. En Barajas, los mostradores de facturación de Transavia no tienen pérdida: son aquellos que tienen por delante una fila de jóvenes altos, rubios y guapos. Y ruidosos, que todo hay que decirlo. El aeropuerto en el que aterriza nuestro vuelo, Rotterdam/The Hague, es tan pequeño que antes de que te des cuenta ya estás fuera.

Para llegar al centro de Rotterdam puedes coger un taxi, como en casi todas las urbes del mundo, o puedes mimar el bolsillo y tomar el autobús 33 hasta Centraal Station, que está en obras. El trayecto cuesta 3 euros, que se pagan dentro del bus. Si lo prefieres, hazte con la tarjeta OV Chipkaart, un medio de pago para el sistema de transporte público de todo el país.
Para alcanzar nuestro hotel tomamos además la lìnea 20 del tranvía dirección Lombardijen hasta la parada Museumpark. Otros 3 euros más, y llevamos 6. Nótese la diferencia con el metro de Madrid, que todavía (porque las tarifas han subido) te acerca a cualquier parte por 2 euros. Y tiene algunos habitantes más que Rotterdam, que alberga a 600.000 personas…
Rotterdam nos ha recibido con unos efímeros rayos de sol, 9 grados y un aspecto de ciudad industrial fría y sombría. Veremos…
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Que gran suerte Ana, no imagino un trabajo más entretenido, y nosotros agradecidos de que nos cuentes tus experiencias 🙂
Saludos.
Me identifico totalmente con la frase que dices al principio.
¡Buen post!