El Club Popi

En el transcurso de nuestras vacaciones en crucero por los fiordos noruegos del verano pasado sucedió una pequeña e insignificante anécdota de viaje, pero que sin embargo recuerdo con viveza y se ha convertido en una de las lecciones más potentes que he recibido hasta ahora como padre.

Jugando en el tobogán del Club Popi
Jugando en el tobogán del Club Popi

El Club Popi

El Club Popi es un servicio de guardería que proporciona el buque Grand Mistral de Iberocruceros. Sólo los padres con hijos pequeños sabemos de lo agradecido que llega a ser disponer de un lugar así en un viaje: un reducto donde ‘aparcar’ a los peques un rato para que se desfoguen y hagan migas con otros niños, mientras los papás cogemos un poco de aire y saboreamos durante un ratito y con algo más de calma la vida plácida que se le supone a un crucerista.

El Club Popi fue la excusa perfecta para que mi pareja pudiera hacerse algún que otro masaje y tratamiento de belleza en el barco, y también para que yo me pegara unas muy necesitadas siestas (los papás de niños pequeños sabemos también del bien escaso en que se convierten las siestas en esta etapa de la vida). Y mi hijo Eric (4 años) sólo necesitó de una primera visita al Club Plopli (como él lo sigue pronunciando) para pedir cada día con insistencia de volver.

Pero el primer día que fui a recoger a Eric al club, la monitora ya me advirtió:

«Señor, su hijo no hace caso ni nos obedece, se entesta en seguir jugando en el tobogán cuando todos los niños han pasado a la actividad de dibujar. Además ha empujado a otro niño, se lo comento porque esto no puede suceder más o sino lamentablemente Eric no podrá volver al club».

Imaginaos mi cara de papá reñido y desolado… Mi primera reacción fue pedir perdón y tomarme la reprimenda con vergüenza, como quien tiene un potrillo salvaje en el colegio y la tutora le dice que tiene que poner más de su parte para educarlo mejor. Tuve justo la reacción que un padre tiene cuando está en juego la educación de su hijo, cuando le dicen a uno que es tiempo de enderezar al pequeño.

¿Divertirse o seguir la disciplina?
¿Divertirse o seguir la disciplina?

Los siguientes dos días acompañé al pequeño Eric al Club Popi con preocupación, y no sin advertirle por enésima vez que tenía que portarse bien y hacer caso si no quería olvidarse de visitar la guardería durante el resto del viaje. Mi hijo el pobre me decía que sí todo el rato, pero viendo de nuevo la cara de la monitora al pasar a recogerlo la verdad es que no las tenía todas conmigo, y así fueron transcurriendo un par de tardes más en el crucero.

¿Dónde empieza la libertad de nuestros hijos?

Sin embargo, el tercer día me sobrevino un pensamiento clarividente y me indigné, me indigné con todos menos con mi hijo Eric: «¡pero qué cojones! Estamos de vacaciones. TODOS. Mi hijo sólo intenta pasarlo bien, como los demás. Como su madre, como yo. Se pasa todo el año en el colegio aprendiendo, entre otras cosas, a obedecer. En casa, más de lo mismo. Si estamos de vacaciones y el pobre Eric prefiere jugar al tobogán, ¿por qué no ha de poder hacerlo el rato que quiera? ¿Por qué ha de ponerse a pintar acuarelas cuando no le apetece? Mientras no moleste a los demás, Eric tiene tanto derecho a pasárselo bien en el crucero como el que más.»

Y lo cierto es que semejante pensamiento me invadió de tal forma que la siguiente vez que volvimos al Club Popi con Eric, de camino estaba con ganas de dejarle las cosas bien claras a las monitoras: «dejen disfrutar a mi hijo como prefiera, siempre que no moleste a nadie. No le atosiguen ni le impongan una agenda. Sólo es un niño, y está de vacaciones».

Eric
Eric y su maravilloso mundo interior

Nunca llegó a darse el caso porque tanto ellas como mi pequeño ya se habían adaptado mútuamente a la situación por aquel entonces; él estaba más obediente y participativo en las dinámicas del grupo, mientras que ellas hay que decir que lo trataban con la misma profesionalidad y respeto que a los demás.

En fin, ya avisé al principio que la anécdota era de lo más normalita, pero para mi resultó reveladora: los niños tienen el mismo derecho que cualquiera a pasarlo bien en unas vacaciones, a su manera. No pasa nada por bajar la tensión educativa por unos días, hay que dejarles un poco de espacio y libertad.

Y vosotros, ¿qué opináis del comportamiento que ha de seguir un niño pequeño durante las vacaciones? ¿hay que darle más libertad de la habitual o no hay que bajar la guardia?

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#educación#cruceros#juegos

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
2 comentarios
  • Yo no tengo respuestas a tus cuestiones Manuel. Al contrario, traigo más preguntas ¿Un niño de 5 años en un avión tiene que leer la revista de la compañía de turno con la espalda recta y en silencio? ¿Un niño movidito es un niño que se porta mal? ¿La libertad no es hacer lo que te gusta (a cualquier edad)intentando no molestar a los demás? ¿Queremos niños o zombies obedientes? ¿No tienen derecho los niños a cansarse en un viaje y protestar a su manera? ¿Los viajes con los peques no son una manera de viajar con unas gafas nuevas? Lo dejo aquí, pero tengo más… 🙂
    Salut!

  • Me ha encantado el reportaje. En unos días nos vamos con Iberocruceros y también esta el club Popi. Espero que a la peque le guste y disfrute tanto como nosotros. Me ha faltado mas info. D la vida en el crucero. También sobre las excursiones, si es aconsejable x libre o por agencia. Y algún otro blog sobre Italia y sus puertos marítimos. Ahí lo dejo…

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