El museo de Marilyn Monroe

El museo de Marilyn Monroe

El escritor Truman Capote dijo de Marilyn en una ocasión que era ‘una adorable criatura’, mientras que Sir Lawrence Ollivier la recuerda en sus memorias, cuando dirigió y actuó con ella en El príncipe y la corista, como ‘una mujer de malos modales, ruda, caprichosa… Nunca me alegré tanto de acabar el rodaje de una película.’. ¿Dónde residía el verdadero carácter de Marilyn Monroe? Si no en los recuerdos aislados de quienes vivieron con ella momentos fugaces de su carrera meteórica, quizá se encuentre en la suma de todos ellos, por contradictorios que sean, y en el universo de opiniones y fascinación que generó y sigue generando su figura tras su desaparición hace más de cincuenta años. O puede que nadie la comprendiera en realidad, que su personalidad rica y compleja pasara por el mundo como un ciclón y que su esencia resida simplemente en sus fotos y en su correspondencia y objetos personales, muchos de los cuales encontraremos en el único museo permanente en el mundo dedicado a Marilyn Monroe.

Museu Cal Gerrer y museo de Marilyn Monroe

En la Casa Museu Cal Gerrer, ubicada en pleno centro de la población catalana de Sant Cugat del Vallès y sólo a unos pocos metros del Monestir de Sant Cugat encontraremos una colección singular en el mundo, la única dedicada de manera permanente a la figura y a la vida de Marilyn Monroe. Frederic Cabanas lleva nada menos que cuatro décadas coleccionando todo tipo de material relacionado con la leyenda rubia de Hollywood, y presenta en la casa-museo de su familia un fascinante conjunto de objetos relacionados con la vida de Norma Jeane y su época; desde vestidos y enseres personales a cartas escritas por la actriz, un mechón de sus cabellos, una colección con más de doscientos discos que contienen algunas de las veintidós canciones que interpretó Marilyn a lo largo de su carrera y que se han editado antes y después de su desaparición, así como una enorme colección de libros -más de dos mil provenientes de 45 países en la actualidad, abrumadora, y que daría para años de trabajo a los estudiosos– editados sobre la figura de la actriz norteamericana. Y por supuesto, contemplaremos muchas fotos de Marilyn Monroe y descubriremos detalles y circunstancias (algunos trágicos, otros directamente misteriosos) de su vida, de sus matrimonios, sus amistades y escarceos amorosos, y también de aquellos últimos días aciagos de agosto de 1962.

Archivo Frederic Cabanas sobre Marilyn Monroe, con su creador en primer plano

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«Para haber sobrevivido, ella tendría que haber sido mucho más cínica o haber estado mucho más lejos de la realidad de lo que estaba; en cierta medida, Marilyn era como una poetisa a la que todo el mundo quisiera arrancarle la ropa.» son palabras desgarradoras atribuidas a su último marido, Arthur Miller, como también lo son estas líneas que el director puso en boca de Clark Gable en una escena con la actriz de su penúltima película (y la última de Gable), Vidas Rebeldes: “¿Puede un hombre sonreír cuando contempla a la mujer más triste del mundo?” Una frase envenenada que surgía de unos últimos meses de decepción matrimonial, y que hurgaba en las inseguridades que persiguieron a Marilyn durante toda su vida, plasmadas con maestría en el icónico retrato de Richard Avedon. Aunque de una época anterior y probablemente más feliz, en 1946, veremos dos fotografías firmadas por el fotógrafo Joseph Jasgur, quien dijo de ella: «Era como un colibrí, llena de energía pero suave y delicada.». Y es que Marilyn Monroe fue siempre una figura rodeada de polémica y fascinación a partes iguales, también de falsedades y fantasías inventadas sobre su vida para conseguir dinero o fama a su costa, un ruido que se ha ido agrandando con el paso de los años y que hace tremendamente difícil discernir qué sucedió y qué no en la vida de Marilyn, o cómo era ella en realidad.

Pero volvamos al museo: otro de los puntos más interesantes de este Archivo Cabanas dedicado a Marilyn Monroe es asimismo la exposición de multitud de objetos de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, perfectamente conservados y expuestos en su contexto histórico, y que recrean de manera fascinante aspectos de la vida de las personas adineradas y de las estrellas de cine en aquella época; desde enseres de maquillaje y complementos de moda a utensilios de la vida diaria como teléfonos, tocadiscos, relojes, una batidora, un ukelele que tocó la actriz, máquinas de escribir, cámaras de fotos y de vídeo, un neceser, bolsos, carteles de cine…

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Descubriremos por ejemplo un excelente ejemplar de la cámara Rolleiflex que la actriz usó en alguna ocasión –quizá con fines puramente publicitarios– al lado de una foto que la muestra usándola, y veremos que se trata del mismo modelo y hasta de la misma óptica, un objetivo Zeiss-Opton Tessar exactamente igual al de la foto, y que si bien no se trata de la cámara original que tocó en su día Marilyn, nos hará ver la precisión con que Frederic Cabanas ha intentado reproducir todos los aspectos de la vida de la estrella de Con faldas y a lo loco; un nivel de detalle que ralla lo obsesivo (maravillosamente obsesivo), como los ejemplares de los zapatos spider shoes que llevó la Monroe en la promoción del film Niágara, y que han sido reconstruidos cincuenta años después con exactitud. Además, en otra de las plantas de la casa-museo Cal Gerrer podremos visitar una exposición con objetos familiares que se remontan a varias generaciones de la familia Cabanas, que ya vivían en Sant Cugat del Vallès en el siglo XIX y que siempre contó con artistas en sus filas, una colección de instrumentos y obras de arte de primeros del siglo XX y fascinante en sí misma.

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Si queremos profundizar en la vida de Marilyn Monroe a través de su legado, podemos incluso concertar una visita guiada con el mismo Frederic Cabanas, para que nos explique las mil y una anécdotas relacionadas con el personaje y con cada uno de los objetos expuestos en las vitrinas de su colección, algunas tienen que ver con su uso por la propia actriz, otras con las aventuras y dificultades para conseguirlos y trasladarlos al archivo –en una época en que no había Internet ni eBays, obtenidos a base de correspondencia y mucha paciencia con personajes de los lugares más dispares del planeta–. Y si hay mitómanos de Marilyn Monroe que vienen desde la otra punta del mundo expresamente para ver esta colección, ¡qué suerte tenemos nosotros de tenerla tan cerca!

Volvamos por un momento al escritor Truman Capote, quien un día paseando por Manhattan con la rubia platino, se sorprendió ante su pregunta: «si alguna vez te preguntaran cómo era yo, cómo era Marilyn Monroe, en realidad, ¿qué contestarías?» –su tono era juguetón, pero al mismo tiempo grave–. «Apuesto que dirías que era una palurda.» Capote se quedó sin palabras, y cuando recuperó el aliento Marilyn ya no le prestaba atención, estaba por otra cosa: «Yo diría… Diría que eres una adorable criatura.».

En nuestra visita al museo de Marilyn Monroe, alguien muy avispado le preguntó a Frederic si cambiaría toda su colección por una oportunidad de haber conocido a esta adorable criatura, aunque fuera sólo por unos minutos (él tenía 8 años cuando falleció Marilyn, así que no tuvo oportunidad de conocerla en vida). ¿Os imagináis cuál fue la respuesta de Frederic?

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Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."

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