Visitar Arles, un tesoro escondido en la Provenza francesa

Arles es una pequeña y tranquila ciudad del sur de Francia, situada en plena Provenza. Fundada en el siglo VI a.C. por los griegos, tiene por tanto más de 2500 años de historia, pero fue durante el Imperio romano cuando Arelate asumió el estatus de ciudad realmente importante, llegando a ser capital de la provincia Gallia Narbonensis. Y aunque ya han pasado unos cuantos siglos desde que perdió dicho estatus, Arles todavía muestra parte del poderío que atesoraba por aquel entonces, y continua siendo capital de la inmensa región de la Camarga.

La ciudad romana de Arelate estaba totalmente circunvalada por murallas, y constaba de un área de 99 acres (400.000 m²) y tenía varios monumentos arquitectónicos como el anfiteatro, el arco triunfal, el circo y el teatro romano. También se pueden visitar los restos de las termas del emperador Constantino III. Durante la antigüedad Arles estaba situada más cerca del mar y servía como un puerto importante del Mediterráneo. Muchos de estos restos romanos han llegado hasta nuestros días.

En la actualidad Arles no está siendo publicitada como una de las ciudades más interesantes de la Provenza francesa, sin embargo no deberíais dejar de visitarla si vais de ruta por la Provenza, os aseguramos que no os arrepentireis. Con un cierto aire toscano, Arles tiene un casco histórico pequeño y encantador por el que podréis caminar tranquilamente. El anfiteatro romano es la estrella turística de la ciudad sin duda, y no tardaréis mucho en divisarlo desde las callejuelas estrechas del centro. Podréis acceder a él a través de unas escalinatas de piedra, puesto que el anfiteatro está en el punto más alto de la ciudad.

El anfiteatro romano de Arles fue construido alrededor del 90 d.C., y es uno de los mejores conservados del mundo. Tenía capacidad para unos 20.000 espectadores, la mitad que el gran Coliseo de Roma. Entrar a visitarlo cuesta 6,5€, y otros 3€ si queréis comprar una pequeña pero interesante guía repleta de información sobre el monumento (en inglés, francés). De todas formas, gran parte de la información de esa guía os la hemos resumido en este artículo. El anfiteatro se usa en la actualidad para celebrar corridas de toros.

Asimismo, tan espectacular como el interior del anfiteatro es el entorno que lo rodea, se trata de casitas de pueblo repletas de comercios que le dan al conjunto un aire encantador. Contrasta muchísimo con el entorno del anfiteatro romano de Nimes, por ejemplo, siendo éste una explanada bastante sosa que le da un aire muy triste y frío a ese por otra parte excelente anfiteatro romano. En cambio, recorrer todo el perímetro del anfiteatro de Arles es un verdadero placer. Y dado que se encuentra en plena zona peatonal, os podéis acercar andando al teatro romano que se encuentra a escasos metros y es otro de los puntos fuertes turísticos de la ciudad. Este teatro se encuentra en buen estado de conservación, y también hay que pagar unos euros para visitar sus gradas, aunque en nuestro caso no lo hicimos ya que no teníamos tiempo.

Aparcar en Arles

Os aconsejamos que aparquéis en el parking público que hay a las afueras de la ciudad, a unos pocos minutos caminando de las ruinas romanas. Aparcar en el casco histórico de Arles es bastante difícil, ya que las calles son muy estrechas y en su mayoría peatonales. El parking que os comentamos es gratuito y está al otro lado del río Ródano, al norte del anfiteatro.

Arles y la ruta por la Provenza francesa

Si váis de camino a Montpellier, Avignon, Aix en Provence, Marsella o cualquier ciudad de la Provenza francesa, haced un hueco de medio día para visitar Arles, os aseguramos que no os arrepentiréis y quizá acabe siendo uno de los ratos más placenteros de vuestro viaje por el sur de Francia.
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