Un paseo por las calles de Verona

Hoy os proponemos un paseo por las calles de Verona, ampliamente reconocida como una de las ciudades más interesantes y atractivas de Italia. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Verona es un ejemplo en la preservación de su herencia histórica y cultural, amasada desde tiempo de los etruscos. En sus calles estrechas encontraremos elementos de todas las épocas, por supuesto de la actual, conjugados de una manera particularmente atractiva. Venid con nosotros a descubrir Verona a pie de calle.

Nuestra ruta a pie por Verona comienza en el sur de su casco antiguo, concretamente por debajo del antiguo anfiteatro romano (Arena di Verona). Dejaremos nuestro coche en algún parking de zona azul y caminaremos hacia la Piazza Bra, uno de los centros neurálgicos de la urbe italiana junto con la Piazza dell Erbe. Aquí ya nos toparemos con el bullicio de la ciudad, ya sea en las terrazas que miran hacia el anfiteatro como en el parque que hay en el centro de la plaza.

La construcción del anfiteatro de Verona data del 30 d.C., y a pesar de sobrevivir a terremotos y al uso de sus piedras para otros fines durante la Edad Media, sigue siendo uno de los anfiteatros romanos mejor conservados del mundo. Su ubicación y estado actual recuerdan al anfiteatro de Arles, otro edificio superviviente del Mundo Antiguo felizmente recuperado. Desde hace un siglo, la Arena de Verona alberga la celebración de óperas al aire libre y ofrece aforo para 15.000 personas, la mitad que en sus tiempos mozos. Y aunque sólo lo podamos disfrutar desde el exterior, vale la pena pasear por sus aledaños a cualquier hora del día.

Continuaremos paseo por la Via Giuseppe Mazzini, verdadera arteria comercial de Verona. Nuestro destino es la Via Capello, donde giraremos a la derecha para encontrarnos a pocos metros con la Casa de Julieta. Sí, se trata de la Julieta de Romeo, o más bien de su balcón, gran protagonista turístico de Verona. Si no es que viajamos solos y/o nos la traen al pairo Shakespeare y los temas románticos, la contemplación del dichoso balcón es un must de Verona. Y no es que Shakespeare fuera el primero en elaborar la historia de estos dos amantes de familias antagónicas, pues el famoso dramaturgo se basó en otros ensayos cuyas versiones se pierden en la memoria y que probablemente nacieran de una narración oral, aunque fue él quien la inmortalizó. En cualquier caso, si los amantes existieron en realidad, o si el balcón que contemplamos fue realmente protagonista de sus encuentros, tanto da, ¿verdad?

Después de hacernos la preceptiva foto asiendo el pecho derecho de la estatua de Julieta o dibujando corazones en las paredes de la entrada al patio interior, volveremos a la Via Capello pero esta vez giraremos en dirección contraria, hacia la Piazza dell Erbe. Nos hallaremos en el corazón de Verona, no en vano estaremos pisando el antiguo foro romano de la ciudad. Y como tal, quizá es esta Plaza de las Hierbas el mejor ejemplo de miles de años de historia concentrados de manera armónica, puesto que veremos una fuente medieval capitulada por una estatua romana del siglo IV, el palacio barroco Palazzo Maffei decorado con estatuas de dioses griegos, la espigada torre medieval Torre dei Lamberti —desde cuyo alto se pueden contemplar algunas de las mejores vistas de Verona—, o una columna de mármol coronada por un león de San Marcos, símbolo de la República de Venecia que dominaría Verona durante varios siglos. Poco tiene que envidiar en encanto esta Piazza dell Erbe a la Piazza Navona de Roma, ¡y eso es mucho decir!

Continuaremos hasta la cercana Piazza dei Signori, sin duda el epicentro político medieval de la ciudad. El contraste con la Piazza dell Erbe es notorio: aquí nos hallaremos ante una plaza sobria y elegante, quasi vacía, cercada por los edificios de la Loggia del Consiglio —una obra maestra del Renacimiento Veneciano—, el Palazzo della Ragione, y el Palazzo di Cansignorio. La piazza la preside una estatua del ilustre poeta florentino Dante Alighieri, quien vivió en Verona en varias épocas de su vida y que fue inaugurada en el 600 aniversario de su muerte.

Seguiremos callejeando hacia el norte, buscando el río Fiume Adige para atravesarlo a través del Ponte di Pietra. Ya al otro lado, proseguiremos hasta el Castel Sant Pietro, un imponente baluarte desde cuyas atalayas tendremos unas fantásticas vistas de Verona —en la plaza del castillo, sin necesidad de entrar—. Allí recuperaremos el resuello y comprobaremos que vale la pena el esfuerzo de subir las empinadas escaleras que llevan a la fortaleza, pues el premio es quedarnos un rato largo contemplando el hermoso skyline medieval de Verona.

Luego desharemos nuestro pasos, e iremos en busca del Duomo di Verona, más que por visitar su espartano interior, para serpentear por las pintorescas calles que hay a su alrededor. Continuaremos callejeando de bajada hacia el anfiteatro (pero antes podemos hacer una pausa en el parque Parco Cesare Lombroso si vamos con niños y hace bueno), con la idea seguir descubriendo la Verona medieval.

En este punto, os recomendamos encarecidamente contemplar las postrimerías del atardecer en los alrededores del anfiteatro romano, y volver hacia la Piazza delle Erbe para cenar en cualquiera de sus terrazas. Aunque mucho antes de llegar hasta aquí, estamos seguros que ya nos habremos enamorado perdidamente de Verona.

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