
Te conocí en el aeropuerto del Prat, en tu Barcelona querida. La primera vez que te vi estabas allí sentado, sonriendo, con una taza de café entre las manos. Yo llegaba con mala cara por haber madrugado más de lo habitual esa mañana fría de noviembre y, al encontrarme con tu sonrisa, reconozco que me cambió el estado de ánimo. Nos íbamos a Jaén con un grupo de compañeros, grandes periodistas y fotógrafos del mundo de los viajes, invitados por Rafa Pérez y la Diputación de Jaén. Había renunciado a un viaje a Venezuela solo para conocerte a ti y a algunos compañeros más de los que había oído hablar mucho y muy bien. No pude haber hecho una mejor elección, porque aquel viaje, entre disparo fotográfico y tweet, resultó ser todo un éxito y la pequeña semilla de la que nació lo que más tarde se convertiría en un gran aliciente en mi vida: la aparición de los Travel Inspirers. Tú fuiste uno de ellos. Siempre curioso, siempre amable, siempre conciliador. Siempre expectante por aprender y por conocer un poquito más de este inmenso mundo que tantas alegrías y buenos momentos nos da y de los que supimos disfrutar contigo al 100%. A tus sesenta y pocos años, parecías más que el profesor el alumno, el que estaba dispuesto a aprenderlo todo de los demás, con esa mezcla de humildad y de categoría que solamente tienen los grandes maestros. Transmitías esa seguridad que todos los que empezamos necesitamos tener de hacernos creer que eres el mejor en lo tuyo y nos hacías sentir que siempre estabas aprendiendo de nosotros, cuando en la mayor parte de las ocasiones era por supuesto todo lo contrario. Coincidí contigo durante dos años que han sido posiblemente los más enriquecedores de toda mi vida, y en los que me propuse absorber como una esponja todo el conocimiento que pude recibir de grandes personas que tuve la suerte de que se cruzasen en mi camino: tú fuiste una de ellas. Hoy, al enterarme de la triste noticia, solo puedo celebrar el haber sido privilegiada por haberte conocido y haber sabido aprovechar todo el tiempo que me fue posible pasar a tu lado. Fuiste una de esas personas que, posiblemente sin saberlo, conseguiste traer un poco más de paz y de inspiración a mi vida. Y espero que, desde donde estés ahora, me la sigas trayendo. Puede que esto no sea más que una gota en medio del océano. O de ese mar Mediterráneo que te vio nacer y te acogió con sus caricias durante tus últimas horas de vida. O puede que simplemente sea, como a mí me gustaría recordarte siempre, la belleza de nuestro admirado Taj Mahal: una lágrima en la mejilla de la eternidad. Una exquisita instantánea que durará el resto de tu vida. Para ti esta foto hoy, amigo, compañero, maestro.
Doris
Paco Elvira, en busca de la siguiente fotografía

De las pocas fotos que tengo de Paco Elvira, ésta es la más fiel a su persona: trabajando, siempre fotografiando.
Fue en un bar del barrio de Gracia de Barcelona que conocí a Paco. Allá nos juntamos él, Rafa Pérez, Jose Luis Sarralde, Quique Cardona y un servidor para comenzar a dar forma al colectivo Travel Inspirers. Cuando salí de nuestra reunión, recuerdo perfectamente la impresión que me dejó Paco, un tipo extremadamente educado y observador que prefería escuchar atentamente antes de manifestarse, toda una rareza en estos tiempos que corren. Ya me pareció una persona entrañable nada más conocerle, tal era el halo que desprendía.
Con el tiempo había llegado a conocer más facetas de Paco Elvira: siempre afable, sencillo y divulgador, trabajador incansable, en constante búsqueda de la siguiente foto. Y cuando la encontraba, si tenía que hacer parar el vehículo donde lo llevaban en un blogtrip, no dudaba en hacerlo como nos contaba en esta entrada. Viendo a Paco trabajar en otro blogtrip a Casablanca aprendí que un gran fotógrafo no aparece, dispara una foto inspirada y se vuelve por donde vino; no, para ser un gran fotógrafo como Paco Elvira hay que ser observador y disciplinado, trabajar mucho, estar alerta y renunciar a todo lo demás; hay que tener siempre hambre de conseguir una instantánea mejor, como hacía él. Paco no necesitaba de equipos caros y sofisticados, una Nikon de gama baja y un objetivo 18-55mm del kit o un móvil le eran suficientes para ejercer su magia. Él era inspirador sin pretenderlo, y ha dejado huella en centenares de personas como se está demostrando en estos días tan tristes. Parece fácil, pero muy pocas personas pueden decir lo mismo cuando se van.

Se da la triste circunstancia de que el último tweet de Paco Elvira (casualmente, su tweet número 10.000) fue para mí, reconfortándome ante algunas críticas a mi artículo sobre fotografía callejera en Barcelona. Paco era siempre así de amable, así de generoso y de buena persona.
Pero no es nada reconfortante que nos haya dejado tan pronto, Paco Elvira tenía tantas cosas que hacer y que aprender, tantos proyectos en marcha… Ya te echamos mucho de menos, ja et trobem a faltar.
Manuel
Te echaremos mucho de menos Paco, DEP maestro!
Echaremos mucho de menos ese «halo» al que haces referencia, Manuel, que solo tienen personas como Paco 🙁
[…] Qué arduo resulta querer expresar en unas pocas líneas todo lo que sientes por una persona cuando nos deja para siempre, más si cabe cuando se trata de alguien tan especial como Paco Elvira. A la mente me vienen algunas palabras que difícilmente podrán precisar mis sentimientos tan bien como lo han hecho mis compañeros JR, Manuel y Doris. […]
Sin duda una gran persona y excelente profesional …. Descanse en paz.
Descanse en paz maestro.
[…] esta foto en http://www.nuevobasket.com, me impactó de inmediato. Fue realizada por el gran fotógrafo recientemente fallecido Paco Elvira, durante un viaje por la estepa de Mongolia en el verano de […]
Sin ninguna duda, fue un gran hombre. Siempre se quedará con nosotros su vitalidad y su gran calidad humana.
[…] -Paco Elvira, una foto a través de tu mirada, de Doris Casares y Manuel Aguilar en 3viajes: Es de lo mejor que he leído dedicado a Paco Elvira, que ha sido bastante. Doris y Manuel consiguen ser directos y sinceros en su relato sobre el maestro, algo muy difícil cuando se trata de traducir los pensamientos en escritura. Para muestra una frase “Te conocí en el aeropuerto del Prat, en tu Barcelona querida. La primera vez que te vi estabas allí sentado, sonriendo, con una taza de café entre las manos. Yo llegaba con mala cara por haber madrugado más de lo habitual esa mañana fría de noviembre y, al encontrarme con tu sonrisa, reconozco que me cambió el estado de ánimo.” […]