Nicaragua I: Granada colonial

Me daba cierto respeto viajar hasta allí. Centroamérica siempre impone. Y lo que se oye por aquí… pero leer en decenas de lugares que la inseguridad había pasado a la historia y una llamada a la embajada confirmándolo, me convencieron al fin.

Así que me compré un billete a Managua, vivan los lugares con M de Mónica (Madrid, Manila, Malta), y vía Miami y diez horas de vuelo, media hora de cola y unos cuantos euros que se sacan los yankis por obligarte a hacer la escala después, aterricé en esa ciudad caótica que el año que yo nací devastó un terremoto y, según algunos nicas, nunca volvió a su ser.

Escenas cotidianas en Granada @MónicaHernández
Escenas cotidianas en Granada @MónicaHernández

Y desde allí, taxi a Granada, a una media hora de la capital. Por unos treinta euros me planto en una de las ciudades coloniales más auténticas que conozco. Amanezco en el hotel El Patio del Malinche ante un desayuno espectacular. Frutas naturales, cereales, huevos revueltos, café con leche… buena señal. Los viajes que empiezan con el buche lleno de productos de la tierra saben mejor.

Cuando trasciendo las puertas del hotel no puedo evitar que acudan a mi mente, quién sabe por qué hondones y vericuetos de mi memoria, lugares como Campeche, San Cristóbal de las casas, el viejo San Juan, Cartagena de Indias…las ciudades coloniales me atraen y me atrapan como si hubiera en ellas algo de mí. En el caso granadino estaba justificado: había sido fundada en 1524 por el español Francisco Hernández de Córdoba, quizá, a juzgar por su apellido, un tío abuelo mío lejano más valiente que yo al que ni la llamada a la embajada ni los folletos turísticos tranquilizadores hicieron falta para cruzar un océano y buscar, buscar, buscar… cuál es, si no, la esencia de los viajes.

Catedral de Granada y lago al fondo @MónicaHernández
Catedral de Granada y lago al fondo @MónicaHernández
Turistas en calesa en Granada @MónicaHernández
Turistas en calesa en Granada @MónicaHernández

Pero mi antepasado debió encontrarse una Granada muy diferente a la que me encontré yo. Él comenzó por inscribirla en el registro oficial del Reino de Aragón y la Corona de Castilla. Yo hacía hueco en mis diarios a nuevas aventuras.

Mientras caminaba por las calles empedradas, con sus casitas bajas de colores, las mujeres me sonreían y los hombres, en sus bicicletas o en sus carros, se empeñaban en preguntarme si quería ser transportada a algún lado. Que no. A veces viajar sola conlleva ser el centro de atención de la población masculina de algunos países. En Centroamérica el machismo aún está muy extendido.

-Buenos días. ¿Anda paseando?
Me saluda una mujer sentada sola a la puerta de su casa.
-Sí… soy española.
-Yo soy doña Rosario.
-Me encanta la arquitectura colonial de esta ciudad. Por fuera las casas parecen simples pero por dentro tienen todas unos patios espectaculares y la decoración es exquisita.
-Sí, yo estoy cuidando esta casa de una familia de notarios. Es bien grande…
-¿Se vive bien acá?
-Mire usted, somos muy pobres, Nicaragua es uno de los países más pobres de América y hemos estado muchos años en guerra para echar al dictador. Y aún no está nada solucionado. Aquí tenemos lo justo para vivir. Todavía hay también delincuencia causada por la pobreza pero esto ya no es lo que era antes. Puede usted pasear por la zona de la catedral o el parque Colón tranquilamente… le recomiendo también que pasee por las orillas del Lago Cocibolca, Granada está justo a la orilla del lago y, si puede, haga un tour por las islas… es bien bonito…
-¿Y si necesito comprar algo de comer?
-Tiene pulperías por todas las esquinas… pero no crea que venden pulpo, es que acá les llamamos así.
-Qué gracia, nosotros les llamamos ultramarinos…
Dejo a Doña Rosario como la encontré, sentada sola a las puertas de su casa. Miraba a la gente pasar sin inmutarse. De fondo se escuchaba música de salsa por las calles. Seguí caminando sin rumbo.
-¡¡Ah, y no se olvide de subir al volcán Mombacho, es el sultán de la ciudad y por eso a Granada se la conoce como la gran sultana!!

Calles de Granada @MónicaHernánez
Calles de Granada @MónicaHernánez

Por la avenida principal, salpicada de puestos artesanales, paseaban los turistas en calesa, la mayoría ticos, de Costa Rica. Me llamó la atención el gran número de agencias de viaje ofreciendo diferentes tipos de tours. Entré en una.

-Hola, quisiera ir a la isla de Ometepe, me han dicho que está en medio de un gran lago y que es verde y medio virgen.
-Aquí es todo verde, salvaje y virgen… a cuenta de las guerras, Nicaragua ha cogido fama de peligrosa pero ya ve, señorita, que de eso no hay nada. Nuestro país está inexplorado prácticamente.
-Bueno y ¿me puedo comprar un billete de barco para mañana para llegar a la isla?
-Estos días está haciendo viento y no se sabe si saldrá el barco. Tendrá que ir al mismo puerto y allí le dirán si embarca o no.
-¿Tengo que ir hasta allí?, ¿no hay pronóstico del tiempo?, ¿y si luego no sale?
Mami, tiene que arriesgar, esto es Centroamérica…

Estación de bus de Granada @MónicaHernández
Estación de bus de Granada @MónicaHernández
Granada bajo el volcán Mombacho @MónicaHernández
Granada bajo el volcán Mombacho @MónicaHernández

Granada me gustaba demasiado. Visité en los días siguientes la Plaza Colón, la Catedral, el convento de San Francisco, Granada es la ciudad turística de Nicaragua por excelencia. Me podría haber quedado allí días y días si no fuera porque descubrí la parada de Chicken-bus hasta Rivas y tomé el primero hasta San Jorge. Allí un taxi hasta el puerto y…¡sí, salía el barco!. En nada y menos me planté en Ometepe, una isla absolutamente verde formada por dos volcanes, el Concepción y el Madera.

En el trayecto conocí a una pareja de franceses con los que compartí taxi. Chapurreaban español y, al negociar el precio con el taxista que nos llevaría al puerto, uno de los jóvenes se puso bastante insolente intentando regatearle al conductor hasta el último céntimo. El taxi estaba bastante herrumbroso y era decadente pero funcionaba y era el modo en el que el honrado señor se ganaba la vida. Me indignó esa situación. Algunos turistas europeos viajan con una mirada altiva y ombliguista. Consideran que por venir “del mundo avanzado”, los demás son inferiores. Además coincide que en estos países mucha gente vive del turismo con lo que aguantan lo que les echen. Exploté y salí en defensa del taxista que no había abierto la boca.

-Este señor está trabajando y, aunque su coche esté hecho polvo, merece lo que pide por transportarnos al puerto. Yo le voy a pagar lo que pide. Creo que es justo.

Los franceses me miraron mal. Al bajarnos del taxi se encaminaron directamente al barco sin despedirse siquiera. Pero qué me importaba a mí. Me niego a que crean que todos los europeos somos iguales.

Ferry a la isla Ometepe @MónicaHernández
Ferry a la isla Ometepe @MónicaHernández
Ometepe con volcán al fondo @MónicaHernández
Ometepe con volcán al fondo @MónicaHernández

El barco salía en diez minutos. Iba hasta arriba de turistas. No sé si alguna vez me habré montado en algún barco más deteriorado y atestado de gente. No sé si en Indonesia. Localicé los chalecos salvavidas amontonados en la parte de abajo y allí me senté. El lago que había que cruzar me parecía inmenso.

La isla de Ometepe la recorre un autobús de lado a lado. Yo me alojé en una hacienda llamada Finca Magdalena, en las faldas de un volcán. Un lugar regentado y explotado por veinticinco familias de campesinos que cultivaban lo que en Nicaragua se conoce como grano básico, maíz, trigo y café para exportar a Canadá y Estados Unidos.

La isla es espectacular. En el momento de mi visita, se estaban asfaltando carreteras. Alquilé una bicicleta para recorrerla pero teniendo en cuenta que con estar apuntada a un gimnasio en la ciudad en la que vivo no es suficiente, también hay que ir, tuve que ir todo el rato empujándola.

Por el camino conocí a Julia. Lavaba los cacharros y la ropa en una pileta en medio del campo entre cultivos de plátano.

Trabajadoras del café en Finca Magdalena @MónicaHernández
Trabajadoras del café en Finca Magdalena @MónicaHernández

-¿No tienes lavadora?
-No, eso es para gente rica. Mi marido trabaja en el campo, como la mayoría de los hombres de aquí. Es temporero. Otros trabajan en la construcción. Con eso no nos da para lavadora. Ni a mí ni a nadie.
Me llamaba la atención la sumisión a la pobreza que ya habia visto en otros nicas.
-Aquí naces pobre y ya sabes que vas a ser pobre siempre. Es muy difícil mejorar.
-En Occidente eso no pasa… quizá esa sea una diferencia entre nuestros mundos. Nosotros sí tenemos más oportunidades. Podemos nacer pobres pero podemos mejorar…

Finca Magdalena @MónicaHernández
Finca Magdalena @MónicaHernández

Ometepe me pareció tan hermosa como desdichada. La gente salía a la puerta de sus casitas en los pequeños pueblos a charlar, los niños jugaban, la naturaleza explotaba de pura belleza… pero vivían con lo puesto. En algún momento me avergoncé de tanta pobreza, me sentí ligeramente culpable, me indignó. Había muchos carteles que indicaban que gracias a la cooperación española se había construido tal colegio o tal asociación…

¿Cómo eran posibles esos contrastes? ¿Qué mundo estábamos fabricando?

Textos y fotos: Mónica Hernández

sidebar:ciudad:Managua

#colonial#Nicaragua#granada#norteamerica#América

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
6 comentarios
  • Qué ganas dan de ir a estos sitios de Nicaragua. Por las fotos y por el texto, que describe las ciudadades y las gentes con tanta empatía y casi con poesía.

  • Muy bien escrito. Se nota ligereza en la pluma y gran sensibilidad.´Y qué bonito debe de ser Nicaragua a juzgar por sus palabras

  • Siento que soy la que toma ese barco, la que está en ese taxi y la que sonríe al pensar en las pulperías-ultramarinos… Gracias por trasladarme a ese mundo tan lejano que ahora siento que toco con la punta de mis dedos…

  • Nicaragua es uno de los países más fantásticos que conozco. Tanto sus gentes como sus pueblos son dignos de conocer. Bien es cierto que algunas zonas de Managua, por ejemplo, son peligrosas y no recomiendan andar por ellas de noche o sola, pero no es algo ajeno a ciudades de cualquier otro país. No obstante, Managua tiene poco que ver, ya que la mayor parte de la ciudad antigua quedo destruida con el terremoto de 1972. Por citar algunos sitios que sí merece la pena conocer del país, aparte de los que ya se citan en el artículo y que resultan ineludibles, mencionaría San Juan del Sur y sus playas (ver un atardecer en la playa de La Flor en absoluta soledad es una experiencia impresionante), el volcán Masaya, el Mombacho, etc. Yo espero volver algún día para visitar Solentiname, el río San Juan e isla del Maíz.

  • nicaragua siempre tan linda..estar en montelimar toda una esperiencia..y que decir de granada una de las ciudades mas bellas de centroamerica..leon con todo y su calor es tan lindo y tan magico. sin duda uno de los paises mas lindos del mundo. mar lagos ciudades coloniales gente linda tanto para vivir y comentar.

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