Mi lista de “greatest hits” noruegos es amplia, pero la resumiré en seis momentos que, cada vez que vuelven a mi mente, me sacan una sonrisa.
4. Safari del cangrejo real
Salir a pescar cangrejos gigantes en el Norte de Noruega es divertido. Pero, no nos engañemos, lo mejor llega cuando el manjar acaba en la olla y degustamos su carne suave y sabrosa. El cangrejo real, que fue llevado por los rusos al Mar de Barents y que después se extendió hacia el oeste por la costa de Finmark, puede llegar a medir 2 metros y a pesar 10 kilos. Es parecido a la centolla gallega y en el mercado alcanza precios desorbitados, como la más exquisita de las “delicatessen”.
La excursión en busca de estos cangrejos raros y feos se produce a bordo de una zódiac. Durante el trayecto, el viento corta la respiración, por lo que recomiendo situarse sutilmente detrás de alguien más aventurero o rollizo para que aplaque el frío. En alta mar, los expertos lanzan las redes y esperan unos segundos hasta que los animales “pican”. Una foto con este marisco de patas desproporcionadas es obligada.
El viaje continúa hasta la orilla de un pueblecito donde nos enseñan a matar a los cangrejos. No hay dolor. Después los degustamos en una tienda de campaña muy amplia con bancadas de madera cubiertas de pieles de reno. Si vas en grupo disfrutarás de una experiencia estupenda alrededor del fuego.
5. Subir el Preikestolen
Puedes fumar y practicar con asiduidad el “sillón-ball” y, aún así, alcanzar con relativa facilidad el Púlpito (traducción de Preikestolen), un saliente en las rocas que la Naturaleza ha querido convertir en una plataforma para amantes de las vistas que quitan el hipo. Se halla en la costa suroeste de Noruega, en el fiordo de la luz (Lysefjord), y presenta una pared vertical de 604 metros que provoca vértigo pero también unas irresistibles ganas de quedarte allí embobado con el paisaje. La subida suele llevar unas dos horas, y hora y media la bajada, porque se trota cual cabra. Si niños y ancianos completan el trayecto es que es factible. A lo largo del sendero, bien señalizado, verás pequeños lagos y tramos algo escarpados, por lo que conviene apoyarse con las manos para no caer.


6. Vivir de día…
… y no conocer la noche en una semana. Es difícil no sentirte en el fin del mundo cuando, muy avanzado mayo, tomas tres aviones (Madrid-Copenhague-Oslo-Tromso) y te plantas, a la 1 de la madrugada, bajo una nevada generosa y a plena luz del día. Algunas farolas, extrañamente, permanecen encendidas. No queda ni un alma en las calles de Tromso, al norte de Noruega; tampoco en los barquitos y cruceros que amarran en el puerto. Solo las gaviotas graznan.
Hombre, algo raro te sientes. Hasta los lugareños se extrañan: este tiempo no es habitual a estas alturas del año. Por suerte, los hoteles, aunque muy sencillos en estas latitudes, están bien preparados y te reciben con un soplo insano de aire caliente, una colcha gozosa y el suelo del baño calefactado. Para alguien que no concibe el verano madrileño sin mantita en el sofá (servidora) la sensación es inmejorable.
Hay algo en el sol de medianoche que me retrotrae inmediatamente a años y años de jornadas sanfermineras… ese irte a la cama en pleno día. Si las cortinas no cierran bien puedes tener problemas para dormir, pero no es el caso. Para los demás, recomiendo el antifaz.
Y ya está. Me dejo algunos momentos, y me quedan muchos otros por vivir en Noruega: conocer Svalbard, un grupo de islas que son la antesala del Polo Norte, “cazar” auroras boreales, saber más sobre los samis y su cultura, visitar las islas Lofoten y lo pueblos peqsqueros de la zona, apuntarme a un safari de ballenas en las islas de Vesteralen, ver un oso polar… ¿Me cuentas la experiencia de tus momentos en Noruega?

Este viaje ha sido posible gracias a Visit Norway, la Oficina de Turismo de Noruega, que ha dejado claro por qué es uno de los países más ricos y avanzados del mundo. Su organización ha sido impecable, con el ‘crack’ Luca Bocci al frente. La compañía (siete colegas de otros tantos blogs de viajes) ha contribuido a que haya sido un mayo inolvidable a pesar de haber estado ‘pasado por nieve’. ¡Gracias a todos!
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El safari de cangrejo fue alucinante, sobre todo porque después nos pusimos las botas 😉
A mi parecer el mejor paisaje es el de Noruega solo lugares para postales te felicito por tu viajes y tus fotos yo también realice este viaje y quede maravillado…
Muchas gracias y un saludo a todos!