Un libro de poemas para perdonar

Un libro de poemas para perdonar

Me recogió con su taxi en Greenwich, en el lugar exacto que habíamos acordado unos días atrás. Mi chófer tenía acento del este y mirada melancólica. Su nombre nunca lo llegué a saber, pero su historia la recordaré por siempre.

Tantas horas conduciendo y transportando desconocidos entre Londres y sus varios aeropuertos daban para pensar mucho, para rememorar una vida que probablemente ya había superado sus momentos más felices. También propiciaban el entablar conversaciones con los clientes, con aquellos extraños que no volvería a ver jamás. Como yo.

No sé cómo es que le caí tan bien desde un principio ni porqué se sinceró conmigo, quizá supo que le iba a escuchar atentamente, no lo sé; a lo mejor es que contaba su historia, el final de su amor, a todos aquellos que le prestaban sus oídos durante sus carreras de taxi. Superados los 40, vivía –más bien sobrevivía– solo en Londres, trabajando de chófer, girando a la izquierda, girando a la derecha impasible como el personaje de la película de Cronenberg.

Me dijo que había sido muy diferente en su país natal, en Eslovaquia: allí estaba casado y compartía una vida con su amor de juventud. Su relación tenía altos y bajos, como todas, y la convivencia iba bien, eso creo al menos recordar de nuestra conversación. Pero una tarde de tantas que volvió del trabajo supo que ella ya no estaba: se había llevado consigo todas sus pertenencias, había desaparecido. No había nota de despedida, solamente quedaba una soledad atroz sobrevenida. Y a pesar de que más adelante oyó de otros detalles de la nueva vida que había emprendido su antiguo amor, nunca llegó a entender el motivo de la separación.

Los primeros días de desconcierto y desolación dieron paso a la indignación y la rabia, que se fueron enfriando en forma de rencor y finalmente mutaron en resignación y en un enorme vacío, con tintes de desesperación. Una historia tantas veces repetida. Noche tras noche las pasaba mi chófer sin dormir, un insomnio insorportable dedicado a la búsqueda de respuestas, de culpas, de motivos. Una búsqueda que en realidad no llevaba a ninguna parte porque él no quería llegar a ese lugar oscuro e indefinido, ni aceptar ninguna respuesta. Pero las noches de insomnio lo estaban matando, y no veía cómo hacer para salir del pozo que lo llevaría a la depresión. Una desazón infinita se había apoderado de su cuerpo y habitaba en su cerebro, un órgano pensante que tendría que encargarse por sí mismo de encontrar la salvación.

Y fue así como surgió la idea de escribir, de escribirle a ella, de preguntarle, de hablarle, de confesarle a través de un libro de poemas. Durante muchas noches afloraron sensaciones y recuerdos, preguntas y reproches, también caricias y lágrimas; todo ello fue depositado en un libro de poemas para perdonar, para olvidar, para pasar página; un libro de poemas para comprender, para aceptar y volver a sentir, para volver a vivir. Poco a poco la catarsis fue teniendo lugar y necesitó de distancia para ser completada, por ejemplo en Londres.

Ya nos acercábamos al aeropuerto de Luton, y yo francamente no sabía qué decir. Estaba conmovido por la historia que acababa de escuchar, por la manera tranquila y melancólica, tremendamente cercana, que mi narrador había desplegado para describirme una herida intensamente dolorosa. A mí, a un extraño con quien había compartido una hora de trayecto en el taxi mientras giraba a la izquierda, giraba a la derecha, confesiones trascendentales que no da pudor transmitir a una persona a quien no has de volver a ver jamás; alguien que te escucha atentamente y que se conmueve y que piensa para sí mismo en cómo es la vida de trágica y de bella y de maravillosa, todo al mismo tiempo.

Tras completar el servicio, nos despedimos con un leve ademán. Nunca más volveré a ver a mi chófer eslovaco ni llegaré a saber su nombre, pero siempre le agradeceré el haber compartido conmigo una historia real y vulnerable, frágil y delicada, universal.

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Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."

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