Una visita de pesadilla al Empire State

Una visita de pesadilla al Empire State

Para estrenarme en 3viajes me gustaría hablar de la que para mí fue una experiencia traumática: la visita al Empire State de Nueva York. He viajado bastante y visto cientos de monumentos. He pagado por subir a sitios y me he dejado timar gustosamente cuando el sitio lo merecía. Pero después de experimentar la pésima organización del Empire State, la pérdida de tiempo y el sufrimiento de la visita en sí misma, creo que voy a recomendaros a todos que paséis de este edificio en vuestros viajes a Nueva York (y optéis por otros edificios, como el Rockefeller).

La cosa fue más o menos así. Decidí ir al Empire State a la hora mágica, para hacer buenas fotos y poder disfrutar de las vistas tanto con luz del atardecer como también en la oscuridad de la noche. Así que a eso de las 19:00 horas de una tarde de junio entré por la puerta de este magnífico edificio. Porque las cosas como son: a pesar de mi experiencia es indudable que el Empire State es una construcción que maravilla a cualquiera. Tiene personalidad, entra por los ojos, es extremadamente fotogénico y te llena de nostalgia de los años 30. Un encanto de edificio.

Pero mis quejas no van por ahí, sino por la pésima organización de una visita cuyo precio asciende a, no lo olvidemos, la friolera de 29$ hasta el piso 86; y 46$ si deseas subir al piso 102 (que no recomiendo ya que está cerrada y es aún más pequeña que la 86).

Para subir al Empire State no haces una cola, no, haces una decena de colas. Primero la cola para pagar que debes hacerla incluso aunque hayas comprado la entrada por Internet. Eso es porque el laberinto de cuerdas que te dirigen está mal puesto. Imagina un parque de atracciones con barreras para dirigir a la masa de gente, ¿ya?, pues ahora imagínalo colocado de la manera más caótica posible para confundir tu andar.

Planta 86, el mirador de Empire State
Planta 86, el mirador de Empire State

Después de pasar por caja haces otra cola para superar la barrera de seguridad. Ni siquiera se dignan en habilitar más zonas de paso, de modo que aquí se crea el primer embudo de visitantes, porque se paga más rápido que lo que se tarda en revisar las mochilas. A lo tonto llevas 20 minutos y no has subido ni un metro del suelo.

Tras superar la zona de seguridad más cuerdas dirigen tu camino en un zigzag interminable con miles de carteles de información sobre el edificio, su historia y cómo se construyó. Todo muy interesante, pero yo no podía pararme ya que quería llegar arriba lo más rápido posible para hacer fotos. Este primer zigzag es confuso, pasas por puertas y pasillos que se mezclan entre sí. De hecho me equivoqué varias veces y me daba la vuelta sin querer porque en varios momentos los turistas que subíamos nos cruzábamos con los que bajaban, ¡y porque hay carteles de EXIT por todos lados! Incluso los ricos visitantes que habían comprado la «visita sin esperas» se confundían también, y hacían cola cuando no tenían por qué hacerla.

Entre ese lío de cuerdas y zigzags no hay ningún cartel que te indique nada, por dónde ir, ni cual es la dirección correcta. Lo único que ves son letreros de EXIT. Ah, y por supuesto tampoco hay nadie para dirigir al público. De modo que durante el paseo que recorre varias salas y cientos de zigzags absurdos nunca sabes si vas bien o mal. El caos era total, y no sólo me pasaba a mi: nadie sabía si iba en buena dirección.

Con algo de suerte llegas a los cuatro únicos ascensores que te permiten subir a la planta 80 (no la 86, que ahí se llega en una segunda tanda de ascensor). No sin antes, por supuesto, pasar por una tercera cola para hacerte la foto cutre turística de rigor. Esta cola NO puedes saltártela, aunque no tengas interés en la dichosa foto. Así que a esperar.

Empire State Nueva York
Empire State Nueva York

Cuando me tocó mi turno, y como iba con prisa, le dije al fotógrafo que no quería foto, a lo que me respondió con un «¡Vengaaaa! es por diversión…» (en inglés). Con cara de pocos amigos pasé por delante de la cámara sin detenerme y ¡aún así el tipo me sacó una foto! En ese punto ya vi que la visita al Empire State era un sacacuartos, una maquinaria perfectamente calibrada para extraer los dólares de los visitantes.

Hay una cuarta cola para subir en uno de los cuatro minúsculos ascensores. El edificio tiene más de 60 y sin embargo solo habilitan 4 para los visitantes. Pues muy bien. Además en cada viaje caben apenas 8 personas. Un suplicio.

Llegas a la planta 80 y ¿qué te encuentras? efectivamente: más cuerdas y más zigzags. Todo ello termina en otra tanda de ascensores, para llegar al fin a la planta 86. Esta vez había solo dos. ¡Dos ascensores! ¿Quién hace las cuentas en el Empire State? Después de subir en cuatro ascensores ¿cómo puedes habilitar dos para la segunda parte del viaje? ¿No es lógico pensar que se formará un embudo enooorme de gente? Pues eso es lo que había en la planta 80. Decenas de personas esperando, y yo llevaba 40 minutos de visita.

Pregunté si podía subir andando por las escaleras esos seis últimos pisos. «Por supuesto que no, está prohibido», me dijeron. Como con la cola de la foto, tuve que aguantarme.

Finalmente, después de una hora entera de reloj alcancé la cima del Empire State. Pero mi alegría se tornó en ira y frustración al ver lo que vi: la terraza del edificio es minúscula, realmente pequeña, y allí había cientos de personas hacinadas, moviéndose como podían de aquí para allá en busca de un hueco para ver las vistas. Se empujaban, se quedaban atascadas, era todo dantesco: el turismo llevado a la más indigna prostitución económica. No hacía más que pensar en los 30$ dólares que había pagado cada una de esas cabezas por una visita de tan pésima calidad.

Lo primero que ves desde arriba del Empire State
Lo primero que ves desde arriba del Empire State

Como pude fui moviéndome entre la gente, y pronto descubrí que tenía que hacer cola para llegar al murete. Si no estás en el murete no ves NADA. Así que, eliges un puesto y esperas a que los de delante se cansen de las vistas. Y mientras estás de pie, asfixiado por la gente, los demás no dejan de pasar y empujar, buscando alguna posición adecuada.

El Empire State tiene cuatro lados, y eso significa que si quieres ver los cuatro puntos cardinales debes hacer cuatro colas. En mi caso repetí el proceso dos veces, uno con el atardecer y otro de noche, por las fotos… Total: dos horas de infierno en esa terraza a reventar de gente.

Como no hay límite de tiempo y no hay un control de personas la gente no deja de subir, abarrotando aún más la estrecha terraza. Por cada turista que se iba venían cinco más. Y todo sin control, nadie que dirigiese a aquellas personas o que marcase una pauta. Éramos como gallinas enjauladas.

Al fondo el One World Trade Center
Al fondo el One World Trade Center

Pero después de disfrutar de las vistas la epopeya aún no ha terminado. Bajar a tierra es casi peor que subir. El proceso se repite, pero todo es mucho más lento. Más zigzags, más colas, más gente sudorosa. La anécdota divertida ocurrió cuando una familia de americanos de esos inmensos, de esos que rozan la obesidad mórbida, intentaron meterse en uno de los ascensores. No cabían, por supuesto, lo que supuso buenas risas entre todos los que esperaban su turno para bajar. Gracias a ellos me permitieron bajar un poco antes (gracias).

Finalmente, cuando llegas a la planta 0, y casi como si fuera cachondeo, te obligan a pasar por la tienda del edificio. La salida está dirigida por un estrechísimo pasillo que solo cabes en fila de uno (más embudos), y tienes que pasar por la tienda te guste o no. Es decir, la misma caradura que con lo de la foto inicial, y lo de no dejarte subir por las escaleras… ya en ese punto yo estaba hasta las narices del maldito Empire State, y con cara de perro crucé la tienda en dirección a la puerta de, esta vez sí, EXIT.

Fueron cuatro horas de visita, la peor que he hecho nunca en mi vida. Jamás repetiré la experiencia y siempre que pueda recomendaré no subir al Empire State a todo aquel que me pregunte.

… pero al menos saqué buenas fotos.

sidebar:ciudad:nuevayork

#Nueva-York#Estados-Unidos#América#Empire State

Publicado por Raúl Pérez

Su lema para viajar es: "cuanto más perdido estés más auténtica será la experiencia.". Le encanta retratar personas de diferentes culturas y es especialmente fanático de todo lo que venga de Asia.
6 comentarios
  • En efecto es una (M)2 salvo que se haga de otra forma
    Yo nunca la recomiendo mucho mejor TOP of THE ROCK en el Rockefeller y con vistas espectaculares tambien y con horario de subida definido y compra online

  • Qué lástima! No sabia que estaba tan mal organizado y que era tan caótico… Lo tendré en cuenta, sobre todo por la pérdida de tiempo. Si que es verdad que cuando viajas te «dejas timar» para ver algunas cosas, pero por lo menos que te quede buen sabor de boca y una buena experiencia. Directos al Rockefeller! 🙂

  • Yo estuve hace unos años y la cosa ya estaba así de caotica. Es mejor visitar otras cosas que perder el tiempo en este tipo de lugares. Desde cerca puede sacarte la foto rapido y listo. Esperamos que con el tiempo se den cuenta y tomen cartas en el asunto. Esto no es bueno para el turismo de la ciudad. Un saludo Raul. Att. Maria

  • Son de agradecer posts sinceros para evitar este tipo de timos por muy histórico e importante que sea el monumento o edificio.

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