El mercado de San Miguel de Madrid, lugar de culto

Es curioso el paso del tiempo. Quién le iba a decir a los madrileños que donde hoy se disfrutan de buenas raciones de tapas castizas y algunas delicatessen culinarias fue, siglos atrás, cuna y altar de uno de los mayores literatos que ha tenido la lengua española y universal, por no mencionar que es el único superviviente de un estilo arquitectónico nacido en París y que la modernidad se encargó de reproducir por los países europeos. Se trata del Mercado de San Miguel, en el corazón más castizo de Madrid, a escasos metros de la Plaza Mayor.

Mercado de San Miguel de Madrid

Ahí donde lo vemos, el mercado se yergue sobre lo que en su día fue la Iglesia Parroquial de San Miguel de Octoes. Y en este templo, del que hoy sólo queda constancia en el fuero de Madrid de 1202, se bautizó en 1562 Félix Lope de Vega, el ilustre autor de Fuenteovejuna o El Perro del Hortelano. Sería centro de culto hasta poco más de un siglo después ya que un incendio devastador dejaría en maltrecho estado el templo y sus alrededores. Tanto fue así que el monarca José I de Bonaparte, en persona, fue quien ordenó su demolición y quien dejó a disposición de los comerciantes este céntrico solar.

Un mercado con casi cien años de historia

La actividad comercial en el casco histórico de Madrid iba creciendo acompasada con el crecimiento que vivía la capital. Avanzado ya el siglo XIX, el solar de San Miguel estaba convirtiéndose en un hervidero de mercadería de perecederos de una dimensión tal que las autoridades decidieron ordenar su construcción como mercado de abastos. Hubo dos proyectos: el primero iniciado por Joaquín Henri en 1835 que consistió, básicamente, en una cubierta, y el segundo, de Alfonso Dubé y Díez que finalizó en 1916, que le dió el aspecto final que hoy se reconoce.

La singularidad de este edificio reside en que sigue a rajatabla el modelo que nació de los mercados centrales de París, Les Halles. Estas naves, construidas recién iniciado el XIX, fueron el modelo para organizar los mercados de buena parte de Europa: naves de planta rectangular, simétricamente divididas,siguiendo el modelo de una parrilla. La techumbre, en la mayoría de los casos, acristalada para permitir la entrada de luz natural a los puestos y el espacio, distribuido gracias a la utilización estratégica del hierro y la proliferación de finas columnas que se encargaban de repartirse la carga de fuerzas del techo.

Iluminación del Mercado de San Miguel de Madrid

El Mercado de San Miguel, restaurado en 1999, es hoy día el único ejemplo de mercado parisino en Madrid, tras la desaparación del de La Cebada y Los Mostenses. Debilitado para competir con supermercados y grandes superficies -especialmente tras el parón temporal que supuso su restauración-, diferentes agentes sociales impulsaron la iniciativa del Gran Gastrónomo de San Miguel por la que los puestos del mercado se han especializado en la oferta de productos de altísima calidad, de temporada y que tienen ante sí el reto de dar nuevos aires a la gastronomía española y satisfacer a los paladares más exigentes. Así, siglos mediante, San Miguel se ha hecho un hueco en las agencias del ocio madrileño y ha recuperado su «estatus» de lugar de culto aunque ahora se trata del culto gastronómico.

El Mercado de San Miguel está en la Plaza San Miguel de Madrid, y abre sus puertas de Domingo a Miércoles entre 10 y 22h, y de Jueves a Sábado desde las 10 y hasta las 2h.

Olivas con jamón en el Mercado de San Miguel de Madrid

Jamón ibérico en el Mercado de San Miguel de Madrid

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Autora: Beatriz García

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#gastronomía#españa#Madrid#mercados

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
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