Pocos turistas se salvan en Egipto del temido Mal del Nilo o popularmente conocido como Mal de Tutankamon. Los síntomas son diarreas, vómitos y por lo tanto deshidratación y debilitamientos, expasmos en el vientre y fiebre en ocasiones. No todos los cuerpos reaccionan igual y puede sufrirse en distintas intensidades, aunque suele afectar a 7 de cada 10 viajeros.
Existen consejos para intentar escaparse a la maldición del faraón egipcio y aunque no siempre son efectivos se puede reducir el riesgo de padecerlos y el período de convalecencia con algunos trucos.
Comida
– No beber agua del grifo. (Se recomienda también no tomar bebidas con hielo y lavarse los dientes con agua embotellada)
– No tomar verdura cruda.
– Dosificar la ingestión de fruta y tomarla siempre pelada.
– Algunas personas se protegen tomando en las comidas pastillas que renueven la flora intestinal.
Muchas veces, aún siguiendo estos consejos en la alimentación, los turistas sucumben al Mal del Nilo por otros motivos.
Evitar cambios bruscos de temperatura
– No tomar bebidas heladas en el momento que más acalorado se esté, por ejemplo, después de volver de una excursión en el desierto.
– El aire acondicionado está a una temperatura muy baja en los lugares que disponen de él y cambiar del calor de la calle a los interiores sin cubrirnos es muy dañino para el organismo.
– Muchos viajeros recomiendan tomar Sulfaintestin en caso de tener diarreas, porque al tener algo de antibiótico ataja mejor el problema. El tradicional Fortasec no siempre es efectivo en Egipto y en ocasiones provoca un empeoramiento, aunque eso siempre depende de los organismos.
– Consultar al guía, ellos siempre suelen tener medicamentos locales más efectivos y específicos que los que llevan los viajeros desde sus países.
– Tomar café con limón es un excelente remedio que muchos rechazan al principio, pero resulta muy efectivo gracias al café y a los efectos purificantes del limón. Además el sabor es agradable para aquellos a los que les guste el café.
– Beber mucha agua y suero para recuperarse de la debilidad que provoca la deshidratación.
Si todo esto no funciona, sólo queda esperar que esas pocas personas que son inmunes a la Maldición de Tutankámon, aunque se lo coman todo e incluso beban agua del grifo, cuiden de uno durante estos días.
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