Había cumplido algunos sueños en mi vida pero este, sin lugar a dudas, fue el más inesperado. Todo empezó con un concurso organizado por la Oficina de Turismo y Congresos de Holanda el pasado mes de diciembre, en el que retaban a varios bloggers a escribir sobre alguna parte de Holanda para promocionar su nueva página web www.holland.com/es. El único requisito era diseñar un itinerario original, utilizando como fuente de información base la web que acababan de rediseñar.
Tras investigar un poco sobre el país, en el que había estado ya hace unos cuantos años, me decidí por un recorrido un poco fuera de lo normal, algo diferente y a la vez apetecible ya que el premio -en caso de resultar ser el itinerario ganador- consistiría en materializar el viaje con un acompañante. Y de aquí surgió la zona -Frisia- y el título del reportaje -«la Holanda desconocida«.

Acabo de regresar del viaje y puedo decir que ha resultado estar completamente a la altura de lo que esperaba. Doy paso pues al relato de las experiencias vividas y sentidas a lo largo de esta pequeño espacio de tiempo durante el cual, transportada a lo largo del tiempo y del espacio, pude acercarme y vivir en primera persona el auténtico sabor holandés visitando y conviviendo durante unos pocos días con sus habitantes, paisajes y costumbres en el gélido aunque autóctono mes de febrero.

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