De sal y crisis

Estoy pasando unos días en Naval, un tranquilo pueblo de la provincia de Huesca cuyos principales atractivos turísticos son su salinar y las piscinas de sal terapéuticas que se han montado alrededor de éste. El agua milagrosa proviene de varios manantiales del pueblo y tiene mucha mayor concentración de sales que el mismísimo Mar Muerto, ahí es nada. Hablaré en detalle del Salinar de Naval en unos días, baste por hoy decir que te bañas en una de sus piscina de sal y más que flotar, parece que estás levitando.

Panorámica de Naval desde su salinar
Salinar de Naval

De hecho, la villa de Naval se originó hace casi un milenio gracias a las óptimas condiciones del entorno para extraer la sal, que desde tiempos inmemoriales ha sido un recurso natural indispensable y de incalculable valor en todas las civilizaciones.

Pero para apreciar mejor la importancia capital de la sal a lo largo de la Historia, nada mejor que mencionar un par de ejemplos en donde una injusta explotación de este recurso derivó en sendas crisis de trascendentales consecuencias.

Gandhi y la Marcha de la Sal, 1930

Durante la época colonial y según la ley británica, los indios no podían producir sal; estaban obligados a comprarla en las fábricas con licencia, todas pertenecientes a los británicos. La venta libre de sal estaba castigada con pena de cárcel.

Como protesta, en 1930 Gandhi encabezó la «Marcha de la Sal«. Partió con setenta y ocho de sus seguidores y tras 25 días de marcha y 383 kilómetros recorridos, llegó a la costa acompañado por miles de personas que se le unieron por el camino.

Allí violó la ley británica al coger un puñado de sal e invitó a la población a hacer lo mismo. Una semana después este sencillo pero poderoso gesto sería imitado por miles de personas por toda India y se convertiría en un movimiento nacional. Diecisiete años más tarde el país conseguía su independencia de Gran Bretaña.

La Gabela de la Sal y la Revolución Francesa, siglo XVIII

En la Francia medieval el impuesto a la sal, llamado gabela, era una servidumbre fiscal que afectaba a todos, incluidos los niños; la consumiera o no, cada ciudadano francés debía comprar una cantidad de sal al año y no emplearla sino en su olla de cada día; si quería usarla para salar un cerdo, tenía que comprar otra sal diferente.

La sal se compraba sólo en las salinas del Estado y a un precio diez veces superior a su valor real, de modo que este impuesto llegó a ser una de las principales fuentes de ingresos de las arcas reales. Ya fuera para costear la participación de Francia en la guerra de independencia de los Estados Unidos, como para sufragar los enormes costes de mantener una corte fastuosa en Versalles, el impuesto a la sal y otros exprimían sin contemplaciones a las pequeñas economías en Francia.

'La Libertad liderando a la gente', cuadro de Eugène Delacroix

A finales del siglo XVIII, cada año más de 3.000 hombres, mujeres y niños eran condenados a prisión por delitos contra la gabela. Este gravamen se convirtió en el símbolo de todas las injusticias del Gobierno y fue uno de los desencadenantes de la Revolución Francesa.

Ante la situación actual de grave crisis económica y de valores en España, donde una oligarquía de políticos corruptos y demás gentuza de igual calaña han llevado y siguen llevando a la ruina a todo un pais con tal de enriquecerse de manera rápida y mantener un tren de vida imposible… Ante los nulos planes y perspectivas de crecimiento económico del Gobierno y la lapidación del futuro del pais a través del abandono de las nuevas generaciones (recortes en formación e investigación)… Ante la continua subida de impuestos, que penalizan siempre a los más débiles y asfixian totalmente a familias y pequeñas empresas… Ante el panorama actual en España, no deja uno de pensar estos días que han vuelto a poner un precio insoportable a la sal, y que estamos de nuevo a las puertas de vivir una crisis social sin precedentes.

#españa#Historia

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
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