La belleza verde y ámbar de Cantabria se esconde bajo sus montañas y tras sus nubes. Cuando parece que la niebla corre un tupido velo sobre el tímido paisaje salpicado de lluvia y de casas solariegas, un rayo de sol se asoma tímidamente y abre el telón de un escenario verde sin fin, que parece clamar a gritos por el protagonismo de su enorme patrimonio cultural y artístico, oculto sutilmente bajo su tierra, como si de su tesoro más preciado se tratase. Y es que Cantabria, provincia del norte de España, es la región que conserva la mayor cantidad de patrimonio subterráneo del mundo, abanderado por las universales cuevas de Altamira -cerradas oficialmente al público desde el año 2002- y confirmado por el espectacular y más reciente descubrimiento de El Soplao.

Cantabria es infinita, como sus orgullosos y hospitalarios habitantes la definen. Su paisaje es azul y verde, huele a tierra y a una lluvia que, a pesar de caer durante más de la mitad de los días del año, se encarga de preservar un asombroso paisaje que se hunde entre montañas, ríos, valles y pueblecitos costeros. Los cántabros se sienten identificados y halagados con su escenario de cuento, con su gastronomía y con su profusa riqueza natural y patrimonio artístico, que han conseguido que varios de los geólogos y científicos más reconocidos a nivel internacional se desplacen hasta este pequeño y recóndito rincón del norte de España para estudiar las pinturas rupestres de maravillas naturales como Altamira o El Soplao, abierta al público en el año 2005.

Las cuevas de El Soplao y Altamira, patrimonio subterráneo de Cantabria
Con diez cuevas rupestres Patrimonio de la Humanidad, la riqueza subterránea de Cantabria es inmensa. La cueva de El Soplao, considerada una de las grandes maravillas de la geología fue descubierta a principios del siglo XX, con motivo de la explotación de las minas de La Florida y tras sus paredes de entrada a la montaña esconde un colosal conjunto de espeleotemas (excéntricas, estalactitas, estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas). Las formaciones excéntricas de la cueva, que dibujan varias formas como lámparas o fantasmas, dan nombre a algunas de las salas más conocidas de este singular lugar.

Altamira, por su parte, insignia de las pinturas rupestres a nivel mundial, fue cerrada en 2002 y en la actualidad sólo es posible acceder a una reproducción de las cuevas, que se encuentran a escasos 2 kilómetros de otro de los pueblos emblemáticos de Cantabria: la regia villa de Santillana del Mar, abanderada por su espectacular colegiata románica y bautizada por el filósofo francés Jean Paul Sartre como «la aldea más bella de España». Una villa con tres mentiras que, según relatan los paisanos de la zona, «ni es santa, ni es llana ni tiene mar».

Cantabria natural: Oyambre, Liencres y Cabárceno
Algunos de los Parques de la Naturaleza más conocidos se encuentran en Cantabria, como es el caso del Parque de la Naturaleza de Cabárceno o las zonas naturales de Oyambre, Collados del Asón y las dunas de Liencres, donde un gran festín de naturaleza consigue unir cielo y mar para situar a la provincia entre una de las mejor dotadas por la naturaleza.

Las cuatro villas marineras: Castro Urdiales, Santander, Laredo y San Vicente de la Barquera
El verde y ámbar de las montañas deja paso en un breve espacio de tiempo al azul -a veces gris- de un mar Cantábrico cuyas olas se pelean, entre salvajes y traviesas, para ver cuál de ellas será la primera en alcanzar la franja de tierra, una arena fina y que cambia de color según el día con el que se haya levantado esta Cantabria Infinita. Castro Urdiales, Santander, Laredo y San Vicente de la Barquera son consideradas las cuatro «villas del mar», formando una ruta turística junto a sus vecinas Laredo, Santoña o Colindres.

Cantabria gastronómica: de los productos del mar a la repostería centenaria
La gastronomía en Cantabria merece un capítulo aparte. Esta región del norte de España probablemente sea uno de los lugares con mayor variedad y tradición en la cocina del norte. Pescados y mariscos cocinados a la plancha y a la brasa y recién traídos del mar se mezclan con las tradicionales anchoas del Cantábrico para finalizar con un postre de las ya clásicas recetas de la quesada y de los sobaos pasiegos.

Estos son algunos de los temas que abarcaremos a lo largo de las próximas semanas en 3viajes, varios perfiles diferentes de una misma Cantabria infinita con la que nos hemos ido familiarizando -cuerpo y mente- durante nuestra visita de cuatro días de las manos de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, la Oficina de Turismo de Cantabria y OPEN Comunicación.

sidebar:ciudad:santander
Muy completo!
Perfecto para abrir boca un lunes por la mañana. Ya ha pasado una semana de nuestro viaje a tierras cántabras y aún me parece estar haciendo la digestión de todo lo que disfrutamos (y comimos) en aquel viaje.
Un saludoooo del Rincón de Sele,
Sele