El pimentón es el fruto del pimiento rojo desecado y reducido a polvo. Fue Cristobal Colón quien en 1493, trajo esta planta a España y ofrendó a los Reyes Católicos con pimentón recibido de fabricantes del Nuevo Mundo.
En España, los monjes del monasterio de Yuste (Cáceres, España) fueron los primeros en utilizar esta especia, y los usaron en la elaboración de chorizos dándoles su característico color rojo, ya que hasta entonces eran blancos o negros si se elaboraban con sangre. Actualmente son muy importantes las denominaciones de origen “Pimentón de la Vera” (Cáceres, España) y “Pimentón de Murcia” (Murcia, España).
La extensión del uso del pimentón al resto de Europa fue muy rápida y se cree que los primeros en utilizarlo en la cocina fueron los húngaros, donde se llama “paprika” y que desde entonces se convirtió en un condimento imprescindible de su gastronomía.
Para conocer la gastronomía húngara en Budapest, será imprescindible una visita al mercado central y una parada para descansar y retomar fuerzar en alguno de los restaurantes donde degustar alguno de los platos sazonados con la siempre presente paprika.
El mercado central de Budapest está situado muy cerca del Puente de la Libertad, y es uno de los mercados más bellos de Europa. Bajo su cubierta de vigas de hierro, veremos en las paradas los pimientos puestos a secar y los típicos embutidos, que seguramente nos dejarán una de las fotografías más coloridas de la ciudad.
El mercado central es el lugar ideal para comprar la famosa paprika no en vano Hungría es uno de los mejores productores de esta especia. No habrá que olvidarse tampoco de llevarse una botella de barak pálinka, un aguardiante de melocotón, alguno de sus patés o visitar la parte superior del mercado donde hay variedad de puestos donde se venden unas famosas cajitas misteriosas de madera, o los encajes tradicionales.
Después de la visita al mercado y ya con ganas de probar sus platos, nos podemos dirigir al Restaurante Fatal, situado en la calle Vaci utca, 67, en una de las zonas peatonales y comerciales más famosas de la ciudad.
Se trata de un local bullicioso, de ambiente medieval, frecuentado especialmente por una clientela joven y turistas. Para no tener problemas aconsejamos hacer una reserva previa o bien no acudir demasiado tarde, especialmente si se va en grupo numeroso.
Entre los platos a escoger hay divertidas opciones, como diferentes sopas o cremas fuertes y muy calientes presentadas dentro de un bollo y diferentes surtidos de carnes, pescados embutidos o verduras servidos en cazos de hierro forjado formando pirámides y otras presentaciones. Las raciones son siempre copiosas y los precios no son excesivamente altos, especialmente para las bebidas, y en concreto la cerveza.
La cocina húngara es nutritiva y suculenta, además de variada, ya que encontraremos entre las opciones sopas (como el goulash que aunque nos pueda parecer un estofado en realidad es una sopa), carnes, embutidos, pescados, pasta y verduras con el tradicional sabor a paprika o de la crema agria.
Para disfrutar en ambiente más calmado y a mejores precios que en la calle Vaci recomendamos los restaurantes de la Plaza Liszt, cerca de la Avenida Andrássy o la calle Ráday, en el centro, que además cuentan con mesas al aire libre durante el verano.
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Así es, Cristobal Colón, y después los españoles, se llevaron el chile de árbol de México y otras partes de Latinoamérica (igual sucedió con el jitomate, el chocolate, el aguacate, etc.), que en España llaman «pimentón rojo» y también «guindillas». Son un poco picantes, una delicia.