Adiós a la revista Altaïr

Los amantes del contenido de viajes en lengua hispana recibíamos un jarro de agua fría la semana pasada: después de 22 años, la revista de viajes Altaïr anunciaba que dejará de editarse tras la publicación de un último número en mayo de 2013, un monográfico dedicado a los parques naturales de Estados Unidos.

Altaïr Londres

Siguiendo con el símil del agua fría, podría atreverme a decir que, al igual que pasa cuando uno se está duchando con agua caliente y se abre otro grifo en casa, e inmediatamente uno se pone a anticipar una bajada drástica de presión y de temperatura del agua, en este caso también quien más y quien menos anticipábamos –por comentarios aquí y allá– que lo de Altaïr estaba por venir, y que cuando llegara nos iba a dejar helados*.

Por lo visto, el número de suscriptores no había bajado mucho en los últimos tiempos, y Altaïr ya venía congelando el precio de sus ejemplares desde hacía 8 años. Así que por ahí no parece que venga la debacle, si no que el principal problema parece haber sido la drástica bajada de los ingresos de la revista en concepto de publicidad. Y es curioso, porque Altaïr tenía un público fiel y podría decirse que altamente ‘segmentado’, un término muy de moda en el mundillo del marketing online. Sólo había que echar un vistazo a la publicidad de la revista y ver que aparecían marcas establecidas de todo tipo de sectores (moda, lifestyle, bebidas, automóviles, etc.) que tenían como denominador común el apuntar a lectores con un cierto nivel adquisitivo.

Pues bien, parece que hoy día estas marcas consideran que ese tipo de lectores ya no los pueden encontrar en la revista Altaïr, y es llamativo porque si somos de la teoría que el dinero destinado a la publicidad es como la materia y no desaparece, sino que se transforma, los que estamos en el mundillo de los viajes online (y no sólo en este humilde blog, sino conociendo un poco el sector) no acabamos de ver los resultados de esta última transformación: es como si esa gran bolsa de dinero dedicada al marketing de marcas y destinos estuviera huyendo del offline pero todavía no hubiera aterrizado de pleno en el online. ¿Y dónde está? Todo un misterio sin resolver…

Ya me hubiera gustado llegar a tener el suficiente nivel periodístico para publicar en Altaïr como en el caso de nuestros amigos Paco Nadal, Nani Arenas, Rafa Pérez y Ángel Martínez Bermejo. Al no ser así, mi relación con Altaïr ha sido siempre en la forma de lector, fiel lector a temporadas. A veces compraba la revista durante varios números seguidos, otras me la encontraba en una librería y adquiría varias ediciones como quien dice al peso, dependiendo de los viajes que pensara que iba a hacer ese año. En otras ocasiones, simplemente me atraía la portada del último número y el destino o la cultura que se entreveían a través de ella, aunque no fuera a viajar en breve.

Ya en los últimos 3 años, gracias a una colaboración de Altaïr con 3viajes recibía la revista puntualmente en mi buzón, y de verdad que era de esas contadísimas alegrías que uno recibe en el correo hoy día. Monográficos como los de Croacia o Sicilia nos ayudaron mucho en casa a preparar nuestras rutas, y el último sobre Londres supuso una gran ilusión para mi sobrina de 13 años, que está loca por pisar el London Bridge por vez primera.

Y es que Altaïr tenía un algo que la diferenciaba de todas las demás publicaciones, offline u online: consistía en un tratamiento de los destinos en profundidad, a través de monográficos que se adentraban en aspectos históricos, antropológicos, artísticos, etc. y que la convertían en la mejor de las guías de viajes para aquellos que buscamos más inspiración que datos prácticos. Eso creo que se pierde con la desaparición de Altaïr, y quizá es lo que más duele porque refuerza la percepción de que estamos en un mundo interconectado y frenético en donde ya no parece haber espacio para el estudio o la reflexión, para trabajar durante meses con mimo unos textos e imágenes que, en su conjunto y en el caso de Altaïr, creaban un contenido de gran calidad y especial. Ahí estamos y ahí seguimos profundizando más en esta vorágine, y no parece de momento posible que aquella manera concienzuda, culta e intencionada de trabajar los destinos y viajes se pueda recuperar en la época de Internet. Quizá es sólo el desaliento que nos atenaza y nos hace verlo todo negro, quizá es cuestión de que vuelva a aflorar de nuevo ese dinero que las marcas invertían en promocionar sus productos. Y siempre estaremos a tiempo de echarle la culpa a la crisis…

Yo he de confesar que cada vez leía menos la revista Altaïr: no estaba sabiendo encontrar un momento para leerla, ni siquiera ya ojearla, en esta época en que las redes sociales nos reclaman todos nuestros tiempos muertos para mal entretenernos; exactamente lo mismo que me está sucediendo con los libros, lamentablemente.

Pero seguía guardando un buen montón de ediciones de la revista juntas en la misma estantería, y cuando iba a preparar un nuevo viaje las repasaba buscando una edición sobre el destino, antes que localizar la guía práctica de viajes o incluso antes que buscar en los blogs. Eso lamentablemente se pierde con la desaparición de Altaïr, veremos cómo podemos sustituirlo.

* Perdón por el símil torpe y facilón.

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
3 comentarios
  • Tienes razón, es una pena. Guardo algunos números con especial cariño (ya fueran de viajes que hice o que siguen en el limbo de los viajes soñados)
    Puede que pertenecieran a una época en la que las cosas se hacían de otra manera, o que seamos unos románticos… no sé. En cualquier caso, lo que tenemos que aprender de ellos es el cariño con el que editaron cada publicación. Ese amor por las cosas bien hechas me alumbra allí donde lo veo brillar.

  • Una pena, toda una referencia, esperemos que vuelvan pronto, aunque sea en digital. Llevo años de socio y hay que decir que la calidad de Altair es una cosa imposible de encontrar en el mundo 2.0 de los blogs.

  • .. vaya, otra y van…. No tengo ni la más ligera idea de porqué éste punto final. Grosso modo, podrá achacarse a la tan traída y llevada crisis, o a lo que algunos han empezado ya (afortunadamente), a esgrimir en distintos puntos de la red. Mal reparto de ingresos, con la parte del león para los de siempre y las migajas, también, para los de siempre. Cuando la parte del león, aún tomando para sí parte de las migajas, no es lo pingüe que se desea, ¡zas! carpetazo y a otra cosa, mariposa. Lo cierto es que, bajarte en marcha, aunque sea para beber agua, no te garantiza que puedas volver a subirte en marcha de nuevo….. Vosotros mismos….

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