Vivir en Londres: «Estando aquí he crecido mucho a nivel personal»

Vivir en Londres: «Estando aquí he crecido mucho a nivel personal»

Continuamos con la segunda parte de nuestra entrevista a Ariadna, una barcelonesa que dejó su plaza de profesora de primaria para irse a vivir a Londres junto a su pareja, ella en busca de mejorar su inglés, él de progresar en su carrera profesional en el sector de las TIC. Los primeros meses no fueron fáciles para ninguno de los dos, como Ari continúa contándonos.

Mi situación laboral: de independiente en Barcelona, a dependiente en Londres

Como decía antes, uno de los motivos principales para venirnos a vivir a Londres era seguir progresando en la carrera profesional de mi pareja, y para ello tuve que dejar mi trabajo de profesora de primaria en Barcelona, acogiéndome a una excedencia. Para mí pasar de ser independiente a nivel económico a lo contrario supuso un cambio muy importante, incluso duro, sinceramente. En Londres pasé a ser la «mujer de», cosa que me estresaba muchísimo puesto que desde joven estaba acostumbrada a ser independiente, económicamente hablando.

Así que después de dedicarme los primeros meses a estudiar inglés y aumentar mi confianza en el dominio del idioma, me propuse encontrar trabajo: si vienes a Londres sin muchas manías de empezar en donde sea, no hay problema, pero si quieres seguir desarrollando tu profesión, es otra historia: en Londres los títulos que traes de España no sirven para nada, es igual lo que hayas estudiado allí, aquí dejan de existir y te tienes que reinventar de nuevo, excepto en el sector TIC y en otras profesiones técnicas, donde no tienes que convalidar conocimientos o experiencia. Pero si eres profesora, necesitas experiencia de docente aquí, y no puedes trabajar de profesora sin esa experiencia con lo que tenemos otro círculo vicioso difícil de romper. Intenté abrir un poco y buscar trabajo como QA (testeador de software), ya que conocía el tema por mi pareja y era algo que me gustaba y sabía que en Londres había demanda, pero también me resultó difícil encontrar trabajo. Desde abril que me saqué el First Certificate hasta noviembre que encontré mi primer trabajo en Londres, fue todo un calvario.

Mi único trabajo era buscar trabajo, no he hecho en mi vida algo tan desesperante como eso, y ahora entiendo perfectamente cómo la gente en esta situación cae en depresiones: aplicas y aplicas a vacantes, y no recibes respuestas o las pocas que te llegan te dicen lo sentimos, pero no el porqué no has sido seleccionada. Hubo un momento que estaba tan desesperada por salir de casa y trabajar –no por una cuestión de dinero, sino de independencia y sentirme bien conmigo misma– que empecé a aplicar de todo: de nani, de camarera, en supermercados… Pero no salía nada.

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Para entrar en el primer trabajo en Londres a veces cuesta muchísimo, sobre todo si no eres muy joven puesto que la competencia es enorme y el tener cierta edad y madurez puede ser un hándicap para que te cojan en determinados puestos –aunque nunca te lo dirá nadie–. Otra cosa que no te avisa nadie es de lo difícil que es conversar bien en inglés por teléfono, cosa que por otra parte es necesaria tanto para realizar las gestiones burocráticas, de servicios, reparaciones, etc. como para progresar en tus entrevistas de trabajo: en el momento que coges un teléfono y hay un inglés al otro lado, recuerdo que las primeras llamadas acababa totalmente extenuada después de minutos y minutos intentándolos entender y hacerme entender. ¡Llegó un momento que sólo ponía mi e-mail en el curriculum para intentar que no me llamaran por teléfono los entrevistadores! Fue a base de batacazos, de estreses y de llamadas y más llamadas que comencé a cogerle el punto.

Cuando una ciudad te pone a prueba, y descubres lo mejor y lo peor de ti

Era septiembre y mi pareja tampoco estaba contento con su trayectoria laboral en Londres: él había venido a aprender y no lo estaba haciendo. Era como que de todo lo que pensábamos que habíamos venido a conseguir a esta ciudad, no estábamos logrando nada: sí que yo había aprendido más inglés, eso es cierto, pero no era lo que pensábamos. Vivíamos muy bien en Londres, mejor que en Barcelona en ciertos aspectos, pero era como que no progresábamos, y nuestras frustraciones individuales nos estresaban y hacían que estresáramos más todavía al otro. Y es que una cosa que tiene Londres, o básicamente cuando te vas a vivir a un lugar fuera de tu zona de confort, es que te encuentras con lo mejor y con lo peor de ti: con respecto a lo bueno es fantástico porque descubres cosas de ti mismo, fortalezas que no sabías que tenías, pero también ves de frente tus debilidades e inseguridades, y ese cóctel puede ser explosivo si no se consigue gestionar bien. Así que venirnos a vivir a Londres también nos puso a prueba a nivel personal y de pareja.

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En este momento tuvimos nuestra crisis seria de querer tirar la toalla y volvernos de nuevo a nuestros trabajos y a nuestra vida más tranquila de Barcelona. Pero es curioso, porque Londres tiene también esto: cuando parece que lo das todo por perdido, te lanza una mano. Es como si el sueño inicial avanzara por delante de ti y tú lo vas persiguiendo pero nunca lo alcanzas, salvo cuando te paras en seco y él entonces también se para; es entonces cuando finalmente lo puedes tocar. Creo que hay algo de verdad en esto. En ese momento, mi pareja me envió el contacto de una recruiter cuya prima trabajaba en una nursery (en una cadena de guarderías) en donde necesitaban gente, me dijo que aplicara –y lo hice, aunque sin ninguna esperanza–. Pero esta vez me llamaron y al cabo de una semana me entrevistaban, luego vino una segunda entrevista que consistía en estar en clase con otras maestras y los niños para que ellas valoraran cómo me desenvolvía, estuve allí dos horas y el resultado fue favorable. Entonces, por fin recibí una oferta de trabajo, justo para enterarme que me faltaba un título especial para trabajar con niños tan pequeños (yo soy maestra de primaria) que sólo podía conseguir a través de un curso que no podía realizar porque todavía no estaba trabajando de maestra, con lo que volvíamos al pez que se muerde la cola… El bajón durante esos días fue monumental. Al final en la nursery me ayudaron a entrar como assistant, con un contrato que existe aquí denominado de ‘0 horas’ que se caracteriza porque en el trabajo te van llamando cuando te necesitan (tú puedes decir si te va bien o no), y vas acumulando horas. Este tipo de contrato disfruta de cierta polémica por aquí, y suelen acogerse jóvenes en sus primeros trabajos y gente mayor que se está reincorporando al mercado laboral (en Reino Unido no existe la jubilación como tal). Yo tenía tantas ganas de arrancar y de salir de casa que dije que sí sin dudar, además era fundamental para comenzar a acumular experiencia, que es lo importante aquí.

Una nueva vida en Londres

Y justo entonces, cambié el chip y pensé: se acabó, no he venido a Londres a estresarme y a pasarlo mal, así que a partir de ahora me lo voy a tomar con filosofía. Con todo lo que ofrece esta maravillosa ciudad, ¿por qué no intentar disfrutarla? Mi pareja coincidía plenamente, lo necesitábamos… Y cambiamos el chip.

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Y fui a mi primer día de trabajo, que justo coincidió con nuestro aniversario de bodas, un buen presagio para mirar la vida en Londres con otros ojos… Y aunque el trabajo es duro y el sueldo muy bajo –con lo que cobro no puedo ser independiente aquí–, al menos era un comienzo, aunque hubieran pasado tantos meses desde que vinimos aquí. Vivo cerca de la guardería –a 50 minutos en transporte público, que realmente es poco para la media de tiempo que le lleva a la gente ir en Londres a cualquier sitio–. Y curiosamente, una vez que cuelgas el cartel de que estás trabajando comienzas a recibir ofertas casi semanalmente.

Al principio no sabía dar órdenes a los niños en inglés, cosa que ellos se dieron cuenta desde el primer momento y me toreaban bastante: yo me lo tomé con calma y fui aprendiendo las palabras y las frases necesarias, y unas semanas después ya controlaba la situación. Fue en este trabajo donde sentí que mi inglés daba un salto cualitativo, al trabajar codo con codo con nativos, y ahora ya le he perdido el miedo a hablar en inglés en cualquier situación. Ahora, por fin, estoy disfrutando de Londres desde un ángulo diferente, como local. Para ser teacher necesitaré dos años de experiencia trabajando aquí, y es una opción que estoy contemplando si nos quedamos más años.

A nivel personal creo que he crecido mucho, probablemente más de lo que lo hubiera hecho en Barcelona, y me ha gustado descubrirme, lo bueno y lo menos bueno, y aprender lo fuerte y lo débil que soy, y eso me ha gustado verlo.

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Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."

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