Un día en el psiquiátrico

Sigo en Macao, visitando conventos de las Hermanas de las Anas y preguntándome qué harán mis colegas en Ibiza ahora. Entonces recuerdo lo pegajoso que se me queda el pelo después de la “fiesta de la espuma” en Amnesia y, de repente, prefiero estar aquí. Lista para fotografiar la siguiente misión: psiquiátricos.

Santa Lucía. Misión: psiquiátrico de mujeres

El centro de mujeres de Santa Lucía está a dos islas de Macao, en Coloane. Se llega en coche tras un laberinto de puentes y cuarenta minutos de mareos.

Habitaciones del psiquiátrico Santa Lucia en Macao

Después de atravesar unos bosquecillos, está la residencia. Sin ruidos de tráfico, solo la contaminación de una cementera cercana. Pregunto si las virutas de cemento en suspensión les traen problemas de salud o quizá cáncer, que si debería hacer un escrito a la ONU, denunciar en La Haya o incluso organizar manifestaciones multitudinarias en capitales de los cinco continentes. Pero me dicen que para nada, que el gobierno controla rigurosamente las emisiones tóxicas y que todas gozan de unos pulmones de tenor. Que aquí los problemas son otros.

Cincuenta mujeres. Así, desayunando, apacibles, todas me parecen sanas. Al principio, el comedor me recuerda a los asilos que visité hace unos días, pero entiendo que es un psiquiátrico cuando veo a una chica joven, de pie, frente a la pared, que desde que he llegado habla sin parar con una baldosa. Pregunto por qué, pero no hay respuesta. Qué va. Aquí todo es aleatorio. Cada día, un misterio ilógico acecha cincuenta comportamientos que las monjas capean como pueden.

Ejercicios en el jardin del psiquiatrico

Las cuatro monjitas residentes me van poniendo al corriente de los historiales de las pacientes que nos vamos cruzando, con la paz que las caracteriza. Yo, que desde que vi Drácula a los doce años, duermo con una sábana al cuello, sé que estas historias me van a perseguir para siempre, pero me hago la fuerte y no les digo que no volveré a dormir jamás si siguen contándome todo esto. No lo entenderían, ellas son de otra pasta, están acostumbradas a nadar en la enfermedad, la vejez y otros desastres naturales, como peces en el agua.

Paciente con llanto crónico, en el psiquiátrico de Macao

Unos llantos a gritos no me dejan oír las historias de la monja. Es Wong A Chi, lleva veinte años llorando.  Me pide que le haga una foto, lucha por sonreír, pero solo le salen lágrimas enseñándome los dientes.

Choi Mou Leng está en una silla de ruedas, antes andaba, pero se tiró desde la azotea y se partió las dos piernas para siempre. Me dicen que algunas escriben en las paredes con la sangre del periodo.

La paciente mordedora

Yeng muerde. Le gusta el sabor de la sangre, pero muerde solo a las débiles. Se pasó una noche mordiéndole los dedos de los pies a otra paciente, que no dijo nada por miedo. Aprendo que en este microcosmos de desorden mental también hay castas, luchas de poder y caciques.

Las historias son escalofriantes. Esquizofrenia, depresión, pánico y hasta trauma postparto. Trastornos de todos los colores y sabores. Con sus subidas y bajadas. Con ataques de violencia que las monjas, a veces, no pueden controlar. Cuando la situación se les va de las manos, las mandan al hospital psiquiátrico, pero las devuelven rapidito, que oye, incomodan a los otros pacientes y no es plan. Las monjas las recogen de nuevo. Y así. Un bucle de idas y venidas entre el centro y el hospital.

Manualidades con cerdito en el psiquiátrico de Macao

Todos los días, más o menos, la misma rutina. Higiene, ejercicio, terapia ocupacional, alimento y descanso. Visitas, pocas. También hacen manualidades. Cerditos elaborados con abalorios, que luego ves en las tiendas de comercio justo y que nunca compras porque son espantosos. Me pongo pastel al verlas, tan concentradas, con el hilo y las bolitas, tan entregadas, tan… enfermas, que pienso agasajar a todas mis amistades con estos animalillos de plástico brillante. Porque el dinero, a diferencia de lo que mi escepticismo occidental me hacía sospechar, el dinero llega aquí, a las misiones del mundo.

Empleado del psiquiátrico de Macao

Las hermanas me cuentan que tienen suficiente ayuda, pero lamentan que los mejores trabajadores sociales y fisioterapeutas siempre se terminan yendo a clínicas privadas, que ganan más. Y claro, que ellas solo recogen a las pacientes que no tienen recursos y mantienen el centro con subvenciones y con las aportaciones de Cáritas, por eso los sueldos son modestos. Entonces mi mecanismo de defensa piensa que es mejor ser una enferma rica…

Tras unos segundos de evasión, en los que me visualizo ingresada en algún psiquiátrico suizo de cinco estrellas, aterrizo de nuevo en el presente. Las monjas me están sirviendo zumo y cortándome un trozo de pastel mientras hablan del tifón que han anunciado en la tele para mañana. Yo, preocupada por si podré permitirme los mejores médicos si caigo enferma, y ellas, tranquilas y felices, entregadas a las que no quiere nadie.

Siento envidia contradictoria. Me despido con dos besos y, en el tacto, noto el alto voltaje de la calidad humana. Generosidad de pata negra. Siento envidia contradictoria…

Hermana con paciente en el psiquiátrico de Macao

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#asia#Macao#hospitalidad

Publicado por Ana Palacios

"Qué duro es ser una más" Ana Palacios es periodista y fotógrafa. Estudíó cine en Los Angeles donde vivió varios años y, actualmente, vive en Madrid. Ha trabajado en informativos de Antena 3 Televisión, diversos gabinetes de comunicación y, desde hace más de 10 años, trabaja como coordinadora de producción en cine y televisión.
14 comentarios
  • Muy chulo, Ana, tanto el texto como las fotos. Esperando un libro de tus viajes de misionera de prosa ácida… Y dales la enhorabuena a las monjas, que queda poca gente así.

  • Nunca sé si contestar por aquí a vuestros cariñosos comentarios es una pedantorrería, o si lo protocolarío sería ser agradecida en público. Es tan nuevo para mi ser una estrella mediática… El caso es que me hace mucha ilusión leerlos y grito vuestro nombre cada noche de la emoción. Todos impresos y enmarcados en mi salón. Gracias por esta maravillosa decoración. Besazo.

  • Me encanta la manera de narrar que tienes de cada persona, de cada momento, esta tan bien expresado que parece que lo estas viendo.
    Enhorabuena por tu capacidad de «VER» y expresar … dan ganas de seguir leyendo mas . Las fotos excelentes, para meditarlas . Enhorabuena.

  • Y aquí, la Primi. Mi monja misionera de bandera. A la que hace 1 año escribí a India, tibia, diciendo: «Bueno, no te conozco, pero es que igual podría hacer algo por los demás por esas zonas de pobres que no he visto nunca… pero igual no, porque ni soy católica, ni enfermera, ni maestra, ni nada util y huelo un poco a pija». A lo que me contestó: «Ven, lo ves y lo cuentas». Gracias Primi. Has cambiado mi vida. No te me pongas mala por favor, que me tienes que durar. Besos a 4 horas y media de ti.

  • Sin palabras…creo que has encontrado tu verdadera vocación en esto. Me ha encantado ver ese trocito de mundo a través de tus ojos.
    Mi mentora más urbanita poniéndose en la piel de los más desgraciados, ha sido como estar ahí contigo, sin olvidar el contrapunto de imaginarte el psiquiátrico suizo.
    Se me han hecho cortos esos 4 minutos y medio.

  • Me encanta el desparpajo y la «autoironía» con la que describes tus vivencias y desde luego la sentencia final: «Alto voltaje de calidad humana». Ana, tú también la tienes ya que nos sabes transmitir lo más duro con gran calidad humana.

  • Me ha venido a la mente la poesia de Benedetti… NO reserves del mundo solo un rincon tranquilo… no te salves.
    Ana, me esta gustando lo que escribes… Me esta gustando, mucho!

  • Hola, Buen día
    Púes como le mencioné anteriormente, en un proyecto literario. Específicamente una novela. Ésta foto, la usaría como posible portada ya que se adapta perfectamente a la trama, que se se lleva a cabo en un hospital psiquiátrico. Solo necesitaría dicha foto en su versión digital puesto que al finalizar el libro, posiblemente lo publique en versión «Ebook».
    Como ya mencione anteriormente le daré los créditos como autora de la foto.

    Saludos.

    Espero su respuesta.

    • Hola Alfreed,

      No puede ser. Las fotografías de este artículo son propiedad de Ana Palacios, quien nos las ha cedido para publicar exclusivamente en 3viajes.

      Saludos,

      Manuel Aguilar
      3viajes

  • Esto hay que leerlo poco a poco, no puedo Ana.
    Benditas almas las de esas monjas, y bendita tú que lo sacas del olvido y del silencio, la pena es que rápidamente vuelve otra vez a lo que es,…

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