Un paseo por Angulema y la bodega Baron Otard en Cognac

Un paseo por Angulema y la bodega Baron Otard en Cognac

Bodegas Baron Otard en Cognac

Dicen de Poitou-Charentes que comprende algunas de las provincias con más historia de Francia. Aunque semejante trono esté ciertamente muy competido en el país galo, Vercingétorix y Julio Cesar ya se las vieron por estas tierras, y lo cierto es que fue en la capital de esta región, Poitiers, donde los francos frenaron en seco las aspiraciones de los Omeyas de islamizar Europa (batalla de Tours, 732). Más adelante, durante la Baja Edad Media, personajes de la fuerza de Leonor de Aquitania (Condesa de Poitou, pero también reina consorte de Francia y posteriormente de Inglaterra), su hijo Ricardo I de Inglaterra (Corazón de León), Isabel de Angulema, Margarita de Valois o Francisco I de Francia definieron épocas y dinastías cuyos ecos resonarían en Francia y Europa durante siglos.

Una de estas dinastías ilustres, la Casa de Valois y más concretamente el ramal Valois-Angulema, daría cinco reyes a Francia a lo largo del siglo XVI, y nos servirá de conexión entre las dos ciudades del departamento de Charentes que visitaremos hoy: su capital, Angulema, y Cognac.

Un paseo por Angulema

La primera impresión que ofrece Angulema no dista mucho de la de otras muchas ciudades centenarias de la Francia continental, con un centro histórico tranquilo y muy cuidado en donde la piedra, el mármol, las ventanas de madera y los tonos grises y pálidos generales proporcionan en conjunto una cierta distinción y equilibrio, aunque de aspecto un tanto frío. Superada esta tibieza inicial, un buen punto de partida para visitar la ciudad es su imponente ayuntamiento, el cual fue edificado en el siglo XIX en el emplazamiento del antiguo Château d'Angoulême, ya en franca decadencia después de mil años de vicisitudes, y que fue derribado para la ocasión. Un arrepentimiento de última hora acabó respetando e integrando en la nueva obra las dos torres de más historia del castillo: la Puerta de Lusignan y la Torre de Valois. Gracias a ello podremos visitarlas hoy día y empaparnos de la historia medieval de la región y de los Valois a través de las andanzas de personajes ilustres como Francisco I de Francia, que nació en un castillo de la villa de Cognac que luego visitaremos, y quien ostentó los títulos de Conde de Angulema y rey de Francia. Las genealogías y las efemérides se irán desplegando ante nosotros a medida que vayamos visitando salas durante la ascension de las escaleras de las torres. Y aún si no somos muy buenos reteniendo nombres y hechos históricos, las vistas desde lo alto de estas atalayas bien valen el esfuerzo.

Vistas desde lo alto del ayuntamiento de Angulema

De vuelta a las calles empedradas de Angulema, no muy lejos del ayuntamiento podremos admirar la preciosa fachada románica de la Catedral de Saint-Pierre, un románico tardío y muy diferente al que podemos encontrar al otro lado de los Pirineos. Después, aconsejamos deshacer los pasos para volver en dirección hacia el château y pasear sin rumbo fijo por las callejuelas del centro histórico que lo rodea, donde nos iremos topando con curiosas fachadas y murales pintados en las paredes laterales de algunas casas en claro homenaje al festival del cómic de Angulema, nada menos que el festival más importante del género en Europa y segundo de todo el mundo, el cual se celebra todos los años a finales de enero.

Las paredes de las casas de Angulema nos esperan con sorpresas.
Las paredes de las casas de Angulema nos esperan con sorpresas.

Otro aspecto que nos habla de cómics son las placas conque se presenta el nombre de las calles en Angulema: son en forma de bocadillo de cómic y suponen un simpático detalle de una ciudad que vive por y para este noveno arte desde hace ya cuarenta años.

Bocadillos de cómics para el nombre de las calles de Angulema
Bocadillos de cómics para el nombre de las calles de Angulema

En este punto, tanto si nos entra el apetito como si no, recomendamos visitar el mercado de Angulema, un coqueto edificio repleto de puestos de alimentación de lo más sugerente. También podemos quedarnos a comer en un pequeño restaurante de su interior frecuentado por los locales, o de hecho en cualquiera de los restaurantes de los aledaños del mercado, como los que hay en la Rue du Chat.

Interior del mercado de Angulema
Interior del mercado de Angulema

Visitando la bodega de Baron Otard en Cognac

Incluso aquellos que no somos grandes aficionados a los licores sabemos de la fama mundial que poseen los aguardientes de Cognac. Estos destilados se generan a partir de una uva que sólo se obtiene en las tierras del departamento francés de Charente, y son más codiciados incluso que los de su viejo rival gascón en Armagnac.

Tal es su reconocimiento que los licores de la bodega de más solera de Cognac, Baron Otard, se comercializan en un 98% fuera de Francia, y son considerados un producto de alto refinamiento y lujo. Esta bodega se encuentra céntrica en Cognac, precisamente en el Château de Cognac desde nada menos que 1795, y está abierta al público así que su visita supone un fascinante recorrido por la historia de este particular aguardiente y la región que lo vió nacer.

Visita guiada bodega Baron Otard

Una historia diferente

Jean-Baptiste Antoine Otard provenía de una ilustre familia cuyos orígenes se perdían en Noruega, lugar del que había partido siglos atrás un guerrero vikingo llamado Ottar. Sus descendientes se habían ubicado en Escocia y finalmente trasladado a Francia de la mano del abuelo de Jean-Baptiste, quien lucharía a las órdenes de Luis XIV llegando a conseguir un título de barón por sus hazañas. El nieto del primer barón Otard vivía en Cognac y poseía tierras, y decidió dedicarlas al cultivo de la viña.

Sala del Château de Cognac
Sala del Château de Cognac

El Château de Cognac atesoraba a su vez una historia mucho más importante y distinguida; construído en el siglo X, Ricardo Corazón de León casó en él a su hijo Felipe con la heredera del castillo, Amélie de Cognac. Durante la Guerra de los 100 años la fortaleza cambió muchas veces de manos, y conoció su época más gloriosa algo más tarde, cuando Francisco I de Francia nació entre sus muros. La realeza frecuentó sus salas durante mucho tiempo, pero con los siglos su estrella se fue apagando, hasta que en plena Revolución Francesa el castillo fue señalado para su demolición.

Fue entonces cuando Jean-Baptiste Antoine Otard tuvo una brillante idea: compraría el castillo y usaría las salas más oscuras, húmedas y lúgubres del mismo para montar una bodega y destilar su eau-de-vie. Sus uvas, la proximidad al río Charente y los tres metros de espesor de los muros del château harían el resto, y quien sabe, quizá podría cultivar unos buenos perfums y ganarse bien la vida.

Visitando la bodega Baron Otard

Poco parecen haber cambiado los sótanos del Castillo de Cognac desde entonces, los podremos recorrer con visita guiada y saber de su historia y circunstancias. Maravilla comprobar el grado de humedad que se mantiene constante durante todo el año —queremos decir cientos de años—, y ver los techos negruzcos fruto de la evaporación del alcohol de las barricas. Unas condiciones ambientales estables de 15°C y 90% de humedad, hileras e hileras de barricas del más noble roble francés y las lúgubres galerías escondidas en las entrañas de un castillo que vio nacer a un rey de Francia: esas parecen ser las condiciones necesarias para crear el mejor cognac del mundo.

Barricas bodega Baron Otard

Maravilla también observar algunas barricas con aguardiente que datan del año ¡¡1820!! Napoleón contaba batallitas en la isla de Santa Elena por aquel entonces… Y no es que se pueda beber este cognac, es que se sigue comercializando a un precio altísimo, de esos que muy pocos bolsillos se lo pueden permitir (suponemos que altos dignatarios y algún que otro político).

Baron Otard Grande Champagne

Después nos explicarán el largo y laborioso proceso de destilación por el que pasa un brandy hasta que se sirve en la mesa. También sabremos de la denominación de origen, las distintas familias de cognacs, y porqué el cognac de Otard es tan apreciado. El secreto: cuanto más alejada está la bodega de las orillas del Atlántico, se obtiene un cognac más suave y delicado. También es muy importante la madera de roble de las barricas, que se selecciona con mimo en el norte de Francia, y las condiciones ambientales particulares y estables que comentábamos. Los cognacs de Otard se dividen en varias categorías, dependiendo de la añada y del matiz de sus aromas –o perfums como dicen los franceses– que van adquiriendo con el lento reposar. Tuvimos la suerte de probar un Cognac de 60 años, de categoría Extra y que guarda las esencias más delicadas, que curiosamente son denominadas aromas rancios, imposibles de reproducir en laboratorio –sólo se pueden obtener con unas óptimas condiciones de temperatura y los procesos químicos que provocan las bacterias y el paso del tiempo—. A 240€ la botella de 70cl…

Cognac Baron Otard

Y aún así, eso no es nada comparado con lo que cuesta una botella realizada por encargo, que necesita el trabajo dedicado de 3 operarios durante 3 meses. La bodega sólo dispone de 5 de ellas… Así que si no queremos que nos las quiten de las manos, hay que aflojar la friolera de 3.800€ la unidad.

Como nota curiosa, el rapero multimillonario Jay-Z comercializa una línea de cognacs Otard preparada especialmente para él, y que vende en Estados Unidos bajo la marca D’Ussé Cognac. Y es que a pesar de todo, los tiempos cambian.

Una de las opciones más convenientes para trasladarnos a la región de Poitou-Charentes desde España es volar al aeropuerto de Burdeos. Vueling opera vuelos directos a Burdeos desde Barcelona y Mallorca. Una vez allí, el viaje en coche hasta Angouleme o Cognac dura algo menos de 1h, atravesando unos paisajes verdes y amplios.

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Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
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