Ecuador es un país maravilloso, y su capital, Quito, es espectacular. Pero sería un error visitar únicamente esa ciudad con la gran cantidad de paisajes que ofrece este país. La ruta en tren de Otavalo, Ibarra y Salinas es una gran excursión. Acompáñame mientras te lo cuento.
Ecuador tiene un montón de sitios por visitar y cosas por hacer. Una excursión por pueblos y lugares cercanos a Quito puede ser una grandísima idea si nos alojamos en la capital y no tenemos mucho tiempo para hacer otras rutas más largas.
Una grandísima propuesta es visitar un trío de ciudades cercanas, como puede ser: Otavalo, Ibarra y Salinas. ¿Por qué estas tres concretamente? Porque están unidas por el Tren de la Libertad. De este modo puedes subirte a este tren de descubrimiento y hacer las tres ciudades de golpe.
Como dije anteriormente, en Ecuador no hay trenes locales para trasladarte por el país. El Tren de la Libertad, sin embargo, es una de las rutas de Tren de Ecuador, un sistema ferroviario enfocado totalmente al turismo. Esta organización ofrece diferentes viajes en tren, con uno aire histórico y bohemio, que te permite viajar relajadamente por algunas zonas del país. Por ejemplo, hace dos años inauguraron el Tren Crucero, un estupendo viaje de 4 días que va desde Quito a Guayaquil rodeado por los Andes.
Pero sigamos con el Tren de la Libertad. Se trata de un recorrido por paisajes majestuosos, entre grandes montañas y verdes valles, superando múltiples puentes estrechísimos y largos túneles por el interior de las sierras. Discurre desde Otavalo hasta el pueblo de Salinas, pasando también por Ibarra. Hace varias paradas a lo largo de la ruta para descansar unos minutos y llenarse los pulmones del fantástico aire que hay a esas alturas.
Si las 8 horas que dura este itinerario te parecen demasiadas, siempre puedes optar por hacer la mitad del trayecto, es decir: desde Ibarra a Salinas, y regreso, que te ocupará unas 6 horas.
Elijas la ruta que elijas, cuando llegues a Salinas te espera una sorpresa: te recibirán con una danza afro ecuatoriana, el baile tradicional de la bomba. Tan pronto como te apees del tren, la música y la danza se apodera de ti, en esta tradición tan típica de Salinas de recibir al extranjero como si fuera una fiesta.
Salinas es una pequeña ciudad que me recordaba a los viejos pueblos del salvaje oeste. El sol del mediodía caía implacable y un paseo por sus calles me dejó exhausto. Visitamos varias tiendas locales y probamos un auténtico licor de piña colada que estaba delicioso. También visitamos el centro etnográfico de Salinas, donde nos hicieron una presentación de la cultura afro ecuatoriana y sus orígenes en la era esclavista.
Ibarra es totalmente diferente. Es una ciudad mucho más grande y cosmopolita, pero sin perder ese toque colonial que inunda Ecuador. Sus edificios de baja altura y calles estrechas te puede dar la sensación (equivocada) de estar en un pueblo más pequeño.
Una de las paradas obligatorias de Ibarra es la cafetería de Rosalía Suárez. Es el origen del auténtico helado de paila, un tipo de helado muy típico en Ecuador que se hace con zumo de fruta y se “congela” en una paila (esto es una sartén redonda y profunda hecha de cobre). Es muy difícil que no veáis estos helados a lo largo y ancho del país, así que siempre resulta curioso entrar en Rosalía Suárez y probar la receta original.
De regreso a Otavalo mi consejo es que pases allí una noche. Al menos intenta hacerlo coincidir para poder estar allí el sábado por la mañana que es el día grande de mercado indígena. Pero esto lo dejo para el próximo artículo.
¿Has visitado Ecuador? ¿Probaste el Tren de Ecuador? Comparte con nosotros tu experiencia.
Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de Turismo de Quito.
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