Los viajes de Eric y Nicolás

Ya está con nosotros Nicolás, nuestro segundo hijo y un precioso bebé de 4kg. que ha venido al mundo sin hacer demasiado ruido —apenas llora— pero demostrando un hambre de bebérselo cual calostro blanquecino. Un mundo que de momento consiste para él en un pezón conectado a una voz femenina muy familiar y confortable, que le alimenta, le arrulla y le dice cosas bonitas.

¡Bienvenido al mundo, Nicolás!
¡Bienvenido al mundo, Nicolás!

Así vino y así recibimos también hace tres años y medio a nuestro primer hijo, Eric, otro niño guapo y saludable que a los pocos meses se vería embarcado en un carrusel de viajes –ya será menos– que le llevarían por Francia (3 viajes), Alemania, Austria, Croacia, Eslovenia, Suiza e Italia antes de cumplir los 3 años. Igualito que su padre, que no comenzó a ver mundo hasta bien entrados los 26 años…

Eric Aguilar, ¿el futuro Rafa Pérez?
Eric Aguilar, ¿el futuro Rafa Pérez?
¿Quien le ha enseñado a Eric esa pose perfecta de fotógrafo? ¡No lo sabemos!
¿Quien le ha enseñado a Eric esa pose perfecta de fotógrafo? ¡No lo sabemos! ¿Es innata?

La aventura de viajar con niños

Viajar con bebés y niños pequeños cambia radicalmente la experiencia de viajar, para bien y para mal. Son otras preocupaciones, otros ritmos, y la preparación o el equipaje no tienen nada que ver con los de una pareja que va de fin de semana a París. Pero en eso consisten los viajes, en un cúmulo de nuevas experiencias, y en ese sentido viajar con niños es tan enriquecedor o más que hacerlo solo o en compañía de pareja o amigos.

Se trata de una experiencia de contrastes, una montaña rusa donde las subidas y las bajadas se suceden en cuestión de segundos. Ya se sabe que los niños pasan de la risa a la pataleta en un instante, y no suelen tener la paciencia de los padres para aguantar situaciones tediosas. Luego hay cosas como solicitar cuna de bebé en los hoteles y encontrarse que a veces está preparada, otras veces no. O tenerse que mover en habitaciones en donde la cuna, los juguetes y tantos accesorios para peques lo ocupan absolutamente todo. Más adelante, la primera víctima del mobiliario suele ser el teléfono de mesa; nada más entrar hay que desconectarlo para que el niño juegue arrastrándolo y golpeándolo por toda la habitación: ‘¡digaaa! ¡digaaaa!’. La siguiente víctima es la moqueta, omnipresente en los hoteles europeos y que parece pedir a gritos que la manchen. Pero luego es muy divertido despertarse con un niño que bota como loco en la cuna, pidiendo a los papás que despierten, que ya es de día.

Eric despertándonos por las mañanas
Eric despertándonos por las mañanas

Capítulo aparte merece la comida. Cuando son bebés, hay que llevar de equipaje todo un cargamento de productos alimenticios que no creo que diste mucho del que hay que preparar para viajar a la Antártida. Entre ellos están los benditos y al mismo tiempo denostados potitos de comida, pequeños tesoros que hay que conservar porque son muy difíciles de encontrar en destino —de los mismos ingredientes y características a los que el bebé está acostumbrado—, para luego comprobar con desesperanza que tu hijo hoy tampoco quiere comerse el dichoso potito de ternera, y así ya sumamos tres días que está de dieta. No digamos ya el conseguir que nos calienten la comida del bebé en algunos lugares. Claro está, luego el bebé vuelve flacucho del viaje, con el consiguiente enfado de la abuela.

Está también la dificultad tremenda para pasear con carrito por muchas ciudades —os estoy mirando a vosotras, Toulouse, Montpellier, Sttutgart y Sicilia en su conjunto—, pero luego te topas con un parque, corres con tu hijo a chapotear en la fuente de turno y te echas unas risas. O compras una espada cutre de Star Wars en el mercado de Catania porque tu hijo lleva media hora llorando/reclamándola, para que luego se agriete a los 5 minutos y haya que tirarla, con más lloros que al principio. Incluso cuando estás absolutamente embelesado admirando las armónicas dimensiones del templo dórico de Segesta, tu hijo se te pega al cuello y te dice ‘papá, ¡tengo SUSTO del castillo!’. Toca retirada. Minutos más tarde, le estás ayudando a hacer pipi a la sombra de un pino de los alrededores.

Admirando el templo dórico de Segesta, en Sicilia
Admirando el templo dórico de Segesta, en Sicilia

Y ya no hablemos de cuando sales con toda la ilusión de viaje a Croacia y Eslovenia, y en el mismo avión de ida ves que tu hijo empieza a manifestar unos granitos en el cuello que se multiplican por momentos; aterrizas en Dubrovnik algo tenso, recoges el coche de alquiler, te diriges al hotel y lo primero que haces en la habitación es informarte por Internet de los síntomas y maneras de curar una varicela. En esta situación o te rindes, o te echas la manta a la cabeza, así que días después eres feliz viendo a tu hijo disfrutar de lo lindo en la piscina de un hotel de Split, aunque con una camiseta que le ha puesto la mamá para le cubra los granitos y nadie le mire mal.

Así de maravilloso es viajar con hijos, así de duro lo es también a veces, pero no hay nada que objetar.

Eric, disfrutando de lo lindo en la piscina del hotel de Split
Eric, disfrutando de lo lindo en la piscina del hotel de Split

Los valores de viajar. Porqué quiero que mis hijos viajen (mucho, mucho)

El nacimiento de Nicolás me ha llevado estos días a reflexionar sobre lo que quiero para mis hijos en muchos ámbitos, y cómo conseguirlo. Y creo que me puedo servir, una vez más, de los viajes para conseguir inculcarles muchos de los valores que quiero para ellos:

  • Curiosidad, y hambre de aprender. Siempre.
  • Amplitud de miras y tolerancia con otras culturas, aceptar (y abrazar) lo desconocido y lo diferente. Respetar.
  • Independencia, confianza en sí mismos, desarrollar el pensamiento crítico.
  • Capacidad de comunicación, observación, manejarse socialmente.
  • Adaptación a nuevas situaciones, a los imprevistos, capacidad de improvisación.
  • Aprender idiomas.

¿Y cómo me gustaría fomentar en ellos estos valores, desde ya mismo?

  • Incentivar la lectura y los idiomas en casa, con el ejemplo.
  • Dejarles espacio para que den rienda suelta a su imaginación, lo contrario de tenerles preparada una agenda diaria repleta de horarios y actividades, donde siempre vayan al ritmo de los demás. Imprescindible aprender a soñar.
  • Viajar, viajar mucho con mis hijos, poniendo la teoría en práctica.
  • Proporcionarles acceso a becas tipo Erasmus (o lo que haya de aquí a 15 años), para que estudien por unos meses en otra/s cultura/s.
  • Incentivarles a que se vayan de mochileros por el mundo durante 6 meses o un año, cuando lleguen a la mayoría de edad y antes de echar el ancla, familiar y laboralmente hablando. Y que luego vuelvan a casa a contarlo. Incluso en este blog :-p.
Erasmus

¿Y vosotros, cuál es vuestra experiencia de viajes con niños y cómo pensáis inculcarles los valores viajeros a vuestros hijos?

#viajar con niños#niños

Publicado por Manuel Aguilar

"Viajar es uno de los mejores caminos para encontrarse a uno mismo."
13 comentarios
  • Pienso como tú, yo tengo un hijo de 7 años y ha viajado con nosotros desde que era un bebé. Siempre se lo ha pasado genial (intento buscar planes en los que disfrutemos todos), le ha abierto la mente, le ha servido para entender para que sirve el inglés y motivarle a aprenderlo, y le ha hecho coger confianza en si mismo, sobretodo después de ir a países como Tailandia o Indonesia, donde adoran a los niños. En breve nos atreveremos con África negra. 😉

  • Fantástico post Manuel, ya sabes que nosotros viajamos con Teo desde que es un bebé y lo consideramos una parte fundamental en su educación.

    Describes muy bien los pros y los contras, viajar con niños es distinto, pero no deja de ser enriquecedor para los papás.

    No obstante, también es importante dejarlo alguna vez en casa con los abuelos y recordar cómo era viajar en pareja. Nosotros lo hemos hecho alguna vez, aunque siempre estás pensando «¿cómo estará el peque?».

    Un abrazo y felicidades por el nacimiento de Nicolás.

  • Nosotros hacemos igual, en el sentido que no contemplamos un viaje sin nuestros hijos, que para eso son de la familia. Para ello, adaptamos nuestros gustos y la ruta también a sus necesidades, que ellos también tienen derecho a disfrutar del viaje. Intentamos no pasar muchas horas seguidas al volante, buscamos hoteles con piscina o en zonas tranquilas cuando podemos y respetamos al máximo sus horarios de comidas.

    Los viajes son muy diferentes así (no sé cuando fue la última vez que pisamos un museo juntos), pero se disfrutan igual. Reconocemos ser un poco radicales en ésto (lo digo por Pau), y tenemos que aprender a viajar solos de nuevo, pero va a ser muy difícil 🙂

    ¡Muchas gracias por vuestros comentarios! Y me quedo con que Asia puede ser un gran destino para ir con peques. Si no fuera por tantas horas de avión…

  • Teneis mucho valor para iros tanto con los niños pero esos niños cuando sean grandes os lo agradeceran tanto! =)

    Cierto es que teneis razonen ventajas y desventajas..tiene de todo claro qeu si! =)

    Pues ahora a seguir disfrutando!

    milittletreasure.blogspot.com

  • Yo no tengo hijos aún, así que no puedo contar ese lado de la experiencia, pero sí el contrario ya que mis padres nos han llevado de viaje toda la vida. Mi primer viaje fuera de España lo hice con 16 meses, a Suiza (en coche y tienda de campaña), y tras ese vinieron Alemania, Francia, Benelux, Suiza y Austria, Italia, Yugoslavia (cuando todavía era Yugoslavia)… también nos movimos bastante por la península, siempre en coche y camping bien en tienda, bien en caravana.

    Desde luego tengo muy claro que a mí el gusanillo de viajar me lo inculcaron ellos, el ver mundo, el hablar idiomas… es algo que siempre agradeceré a mis padres!

  • Bonito post. Se lo enviaré a algunos de mis amigos que no ven clara la compatibilidad, por el momento ;D Me encanta ese espíritu. Mis padres me llevaron en carrito a Santiago de Compostela, en año Xacobeo. Yo no lo recuerdo, pero ellos se lo pasaron pipa ;D

  • Manuel,

    Hacía tiempo que no leía algo tan bien escrito. Incluso ha llegado a emocionarme cuando describía algunas situaciones y me imaginaba en ellas con mi hijo de la mano.

    En fin, no es nada original pero ¡enhorabuena!

    Un abrazo.

  • Hola Manuel, yo también tengo dos hijos de 6 y 2 años y llevo viajando con ellos desde que eran bebés: Holanda, Belgica, Eslovenia, Republica Checa, Paris, Londres, Oporto y este verano iremos al Valle del Loira en autocaravana. Estoy de acuerdo contigo, viajar con ellos tienes sus pros y contras y te cambia la forma de preparar y disfrutar los viajes , pero sobre todo te ayuda a conocer las ciudades, los paises… de otra forma distinta, con otros ojos y desde otras perspectivas. Un saludo y sigue disfrutando de tus viajes y de tus hijos.

  • Se puede ir a muchos sitios con los peques (y disfrutarlo), ¿verdad Elisa? 🙂

    Nosotros dimos un pasito más la semana pasada, y nos llevamos también a nuestro segundo hijo de 4 meses de viaje a Suiza, sus dos primeros vuelos. Además, mi hijo mayor (casi 4 años) ya empieza a preguntar: «papaaa, ¿por qué esos chicos hablan en ingléeees?» Y yo, encantado de viajar con la familia 😀

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