Es claramente nuestra foto de la semana. La Puerta del Sol de Madrid, un soleado sábado del mes de mayo, viendo pasar una vez más a todo tipo de gente de distinta edad, sexo, raza y cultura a su alrededor. Miles de extraños y desconocidos que se juntan en esta confluencia de caminos que es el kilómetro cero, el punto más central de toda España. Y, sin embargo, esta vez todos tienen una cita única aunque diferente. No se han reunido para despedir el año, ni para dar la bienvenida al siguiente. Tampoco están aquí para realizar una visita turística a una de las zonas más transitadas de Madrid. Esta vez su lema es común y tiene un nombre precedido por una almohadilla o hashtag, #spanishrevolution, y su manifestación es silenciosa y pacífica y se lleva a cabo en la prolongación del mundo real, el 2.0, al otro lado de las pantallas de sus teléfonos móviles bajo el nombre de @acampadasol con ya más de 40.000 simpatizantes en menos de una semana.
Una revolución 2.0 en las calles de España
Hoy ha sido un día de reflexión pero también de sensaciones. Se trata de una revolución que se está llevando a cabo no sólo en Sol, sino en ese apasionante nuevo mundo 2.0 que es también real (no sólo virtual) y en el que sus usuarios, la gente de la calle, también tienen mucho que decir a través de los medios sociales (los medios del pueblo), abanderados por Twitter, que está actuando ya como el altavoz más potente que se ha visto hasta ahora en la trayectoria de la comunicación política de nuestro país. La comisión de comunicación de la #acampadasol tuitea, minuto a minuto, segundo a segundo, la #spanishrevolution desde el corazón de la plaza y recoge a través de los posts de su blog www.madrid.tomalaplaza.net todas las novedades de su particular revolución.
Del 11M al 15M en una revolución festiva y silenciosa
Madrid se alza hoy en una revolución festiva y silenciosa, ya bautizada como 15M y que pretende apagar la triste huella marcada por un trágico y fatídico 11M en el año 2004, que tanto dolor dejó en una ciudad poco habituada a las catástrofes y cuya unión y entereza queda manifiesta y patente cada vez que alguien la hunde. Madrid resurge y se reinventa, mira hacia adelante, se pone de pie y sigue caminando. Hoy su manifestación difiere de las anteriores: ha perdido su voz, y clama en silencio por la dignidad a una vida justa y unas reivindicaciones hasta ahora ahogadas en las gargantas de decenas de miles de jóvenes españoles, que acuden en procesión hacia su particular acampada en su república independiente de la Puerta del Sol. Claman justicia pero en silencio, de una manera pacífica que, de alguna forma o de otra, todos los medios (tradicionales y sociales) se han encargado de reflejar bajo un mismo titular: una revolución silenciosa. Un silencio que ha llegado también hasta el otro lado del Atlántico y que ha conseguido que España, un país conocido hasta hace muy poco tiempo por el fútbol, las playas y los toros, pase a tener también su propia voz en el panorama político internacional.
