Hebrón. Divididos por Abraham

Hebrón. Divididos por Abraham

La antigua morada de Abraham está hoy dividida. Hebrón es quizá la población más interesante, pero también más devastada de los Territorios Palestinos bajo control israelí. En sus calles conviven día a día las actividades más cotidianas con una guerra abierta que ya tiene vencedores y vencidos.

Si tuviera que resumir mi impresión después de recorrer durante toda una mañana la ciudad de Hebrón lo haría con dos palabras: perplejidad e injusticia. Y hablo de justicia no por idealismo, ni siquiera por mi propia opinión política o sobre el conflicto palestino-israelí, sino porque la tristeza camina por sus calles, a sus anchas, por su zoco musulmán semi-abandonado pero aún resistente, por sus calles desiertas y exclusivas para israelís, y en las propias casas de los palestinos que se niegan a abandonarlas, a pesar de vivir en un contínuo estado de sitio.

Una ciudad militarizada
Una ciudad militarizada
Negocios palestinos cerrados en el zoco de Hebrón
Negocios palestinos cerrados en el zoco de Hebrón

De los 167.000 habitantes de Hebrón apenas 500 son colonos israelís, pero en su seguridad se emplean a fondo más de 2000 soldados, algo así como 4 soldados por cada israelí que vive en el casco antiguo de la ciudad. ¿Por qué se empeñan en vivir en lo que podríamos llamar territorio hostil? Es la primera pregunta que uno se hace al ver las torres militares de vigilancia en cada entrada al zoco, o el cielo enrejado para que no caiga la basura que tiran al mercado los habitantes israelís de las casas de arriba…

Vallas en el zoco para que no caiga la basura
Vallas en el zoco para que no caiga la basura

No nos sorprendemos al descubrir que todo tiene una explicación religiosa, y toda, o gran parte de la culpa la tiene Abraham. O más bien su mausoleo, porque qué iba a saber el patriarca de lo que ocurriría en su tierra más de 2000 años después. La figura de Abraham del Antiguo Testamento es venerado tanto por judíos como por musulmanes y católicos palestinos, de ahí la discordia.

Décadas de enfrentamiento

La violencia religiosa en Hebrón no es reciente, y las primeras matanzas comenzaron cuando en 1929 un grupo de nacionalistas árabes se sublevó contra los asentamientos judíos emprendiéndola con las minoría sionista que ya entonces vivía en Hebrón. Así comenzaba una historia sangrienta que llega hasta hoy. Tras años de continuos enfrentamientos, el último suceso que llevó a Hebrón a las portadas de los medios internacionales fue la masacre de Baruch Goldstein en 1994. En pleno Ramadán, Goldstein, sionista radical y natural de Brooklin, entró y abrió fuego contra los palestinos que estaban rezando en la mezquita. Asesinó a 29 personas e hirió a más de 200.

Si ya resulta impactante este reciente episodio de violencia, lo que más perturba es saber que los colonos de Hebrón y otras poblaciones de Cisjordania celebran la actuación de Goldstein e incluso le han levantado un monumento.

Musulmanes rezando en la mezquita de Hebrón
Musulmanes rezando en la mezquita de Hebrón

Bajo vigilancia

Con las entrañas encojidas después de haber visto las señales de bala en la mezquita, un paseo por el zoco no consigue relajar los ánimos. Entradas de negocios palestinos marcadas, triste recuerdo de otros genocidios; puertas rotatorias de hierro hasta el techo para salir del zoco, y entonces te sorprendes pensando ¿cuánta gente puede morir aquí si se declara un fuego? Pasas un control militar, dos, tres, cuatro y hasta cinco, preguntándote si tendrás que volver a pasarlos de vuelta, sí, la respuésta es sí, y suerte que como extranjero los puedes pasar, otros en su propia ciudad no tienen tanta suerte.

Niños israelís jugando en una calle prohibida para palestinos
Niños israelís jugando en una calle prohibida para palestinos

Nuestro lazarillo en este viaje al día a día en muchas zonas de Cisjordania es Mohamad, palestino cristiano, no penséis que su religión es un dato superfluo, está marcada en negrita en su documento de identidad. Lo tenemos que recoger en Belén porque él no puede ir a Jerusalén, sólo le dan un pase una vez al año. Su asociación trabaja en colaboración con otra israelí, y su objetivo es dar a conocer a los viajeros la realidad cotidiana, muchas veces olvidada en los territorios palestinos. Sólo volverá a aparecer en los medios en el próximo derramamiento de sangre.

Prohibido llevar espejos

Para pasar los controles militares israelís, prohibido llevar tenedores, nada de navajas suizas, armas, cualquier cosa punzante y sobre todo espejos, un arma de destrucción masiva muy peligrosa, por si acaso tienes segundas intenciones y quieres pasar de la observación a los hechos. Aún me pregunto por qué los espejos de bolsillo son tan peligrosos, acaso no tienen los palestinos que viven en Hebrón espejos en sus baños, acaso no tienen cuchillos y tenedores en sus casas…

La actividad de un mercado aferrada a la normalidad
La actividad de un mercado aferrada a la normalidad
En Hebrón hay 4 militares por cada colono israelí
En Hebrón hay 4 militares por cada colono israelí

Y tras la perplejidad, la tristeza que acompaña a la injusticia. Aún recuerdo la sensación de caminar por la calle que divide H2, la zona controlada por Israel de H1, el área de control palestino, un territorio comanche abandonado y controlado por el ejército israelí en el que te imaginas la mira telescópica de un francotirador esperando que algún palestino se atreva a cruzar el límite y desoír la prohibición del control de entrada. Y mientras te empeñas en intentar entenderlo, te sorprendes observando a un grupo de jóvenes palestinas sonriendo, mientras pasan junto a la caseta militar que les obliga a rodear la calle para llegar a sus casa. La vida continúa.

sidebar:ciudad:jerusalen

#Israel

Publicado por Silvia

Antes viajaba para ver en los demás la parte diferente; ahora viajo para conocer en qué nos parecemos. Javier Reverte. Viajero y escritor
2 comentarios
  • Una verdadera pena que algo que debería unir (la figura de Abraham) que como dices es venerado tanto por judíos como por musulmanes y católicos palestinos, sea de discordia (en vez de ser un nexo de unión y encuentro…). Política, religión, ejército… peligrosa mezcla.

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