Cómo subir a Machu Pichu

Cómo subir a Machu Pichu

Engullido por la selva de Perú, como los restos de la cultura inca que huyó hacia zonas más tupidas y pantanosas, perseguida por la armadura y la cruz conquistadora. Machu Picchu permaneció así, oculto, encaramado en las alturas, convertido en testigo silencioso de una colonización que se alimentaba de metales preciosos.

Su regreso a este mundo cumple en 2011 su centenario. Tras siglos de olvido, Machu Picchu se convirtió en un lugar perteneciente a la mitología, a la tradición oral que pasaba de padres a hijos frente a la hoguera en alguna choza miserable. Fue el explorador y arqueólogo Hiram Bingham quien consiguió descubrir el emplazamiento exacto de la mítica ciudad inca.

Estos cien años han vuelto a colocar al Machu Picchu en el lugar que le correspondía, y convertirlo en uno de los iconos viajeros más soñados. Pero ya se sabe, la fama tiene su lado oscuro, y en el mundillo turístico se llama especulación y privatización. Unos pequeños inconvenientes contra los que hay que luchar para abstraerse y disfrutar de la verdadera belleza del Santuario Inca.

Tras todos los pormenores e incidentes que acompañan a cada viaje y sobre los que volveré en unas líneas, uno se sienta en la cumbre del Huayna Picchu y se pregunta ¿qué es más hermoso, los inmensos bloques de piedra encajados a la perfección o el entorno de picos y valles que lo arropan? No conseguí una respuesta definitiva ni siquiera para mí misma, así que cada uno tendrá que ir, y hacer su propia reflexión.

Vista de la Ciudadela Inca desde Huayna Picchu
Vista de la Ciudadela Inca desde Huayna Picchu @3viajes

Adentrándonos en el Imperio de Manco Cápac

Habíamos dejado atrás el inmenso espejo de altura que es el lago Titikaka, para llegar a Cusco, corazón del imperio Inca y posteriormente del Virreinato colonizador. La puerta de entrada al Valle Sagrado no puede ser más interesante. Si uno se deja llevar, Cusco puede atraparnos durante meses entre sus muros de historia, conquistas, atrocidades y ricas culturas que han acabado fundiéndose en sus calles.

Luchando contra el magnetismo que nos hacía volver una y otra vez a Cusco tras pequeñas incursiones en el Valle Sagrado, decidimos que era el momento de ir a Machu Picchu. Lo de dejar pasar unas semanas no era sólo porque la altura nos racionara el oxígeno que nos llegaba al cerebro, después de todo, veníamos de la puna boliviana, sino las lluvias torrenciales que hacía unos meses habían obligado a cerrar Machu Picchu.

Además del cierre del yacimiento, el acceso en tren había quedado seriamente dañado y sólo funcionaba en su último tramo, aunque este pequeño detalle sólo lo pudimos confirmar en el último momento, cuando ya habíamos comprado el billete hasta Aguas Calientes y tuvimos que realizar la mayor parte del recorrido en furgoneta.

El billete completo de tren desde Cusco, cuesta al cambio unos 70€ ida y vuelta. En nuestro caso sólo recorrimos sobre raíles 28 km de los 150 que separan Cusco de Machu Picchu. Es un timo ya en condiciones normales, pero si al menos puedes disfrutar del viaje en tren en vez de la carrera suicida de los conductores peruanos, quizá se rebaje un poco la indignación. No fue nuestro caso.

Actuales habitantes de Machu Picchu @3viajes
Actuales habitantes de Machu Picchu @3viajes

Caminos que llevan a Machu Picchu

El más conocido y por méritos propios es el Camino del Inca, aunque hoy en día se ha convertido en un trekking muy caro y concurrido, que cuesta unos 500$, ya que no se puede hacer de manera independiente y hay que reservar con antelación para encontrar un hueco en la lista de espera.

Como después de 9 meses viajando, no nos sobraban 500$ en aquel momento, y mi religión me prohíbe pagar estas cantidades abusivas por caminar campo a través, buscamos alternativas. Un acceso más económico es el Inca Jungle, que es el trekking alternativo al Camino del Inca, que además se puede hacer por libre. Lo estuvimos valorando, pero queríamos reservar fuerzas para el Cañón del Colca y la Cordillera Blanca, así que finalmente, pringamos con el tren.

A Aguas Calientes, puerta de entrada al Machu Picchu, sólo se puede llegar caminando o en tren, así que si no os decidís por ninguno de los trekking, una buena alternativa al tren desde Cusco, es viajar por tu cuenta desde Cusco hasta Ollantaitambo y Piscacucho (el bus cuesta unos 10 soles, 2,5€), y ya aquí claudicar y subirte al tren, porque la carretera no sigue. El billete de tren desde Piscacucho cuesta 30$ y no 48$ como desde Cusco en tarifa Backpacker. Sigue siendo abusivo pagar 30$ por recorrer en tren 28 km durante una hora y media, pero el paisaje atenúa un poco la indignación.

Tren hacia Aguas Calientes
Tren hacia Aguas Calientes @3viajes

El verdadero problema de este tren es que es un transporte exclusivamente para turistas y gestionado por la compañía Orient Express, de capital chileno e inglés, de manera que estas tarifas más propias del lujo occidental, ni siquiera se quedan en Perú.

Aguas Caliente, un pueblo de paso

Aguas Calientes es un pueblo que vive por y para el turismo, no esperéis encontrar ni buena comida a precios razonables ni nada muy interesante, salvo una noche de descanso antes de cruzar el río Urubamba y escalar hacia el Santuario Inca.

Sincretismos inca y católico en Aguas Calientes
Sincretismos inca y católico en Aguas Calientes @3viajes

Aquí haré una salvedad, y aunque el pueblo, está formado básicamente por hoteles y restaurantes, la casualidad nos hizo coincidir con unas danzas folklóricas y diabladas que muestran a la perfección el sincretismo de catolicismo y creencias incas que son la base hoy de muchas de las manifestaciones culturales de los Andes Peruanos.

Esa noche nos acostamos pronto, ‘la montaña vieja’, más conocida como Machu Picchu nos esperaba al día siguiente y había que reponer fuerzas.

Sobre el río Urubamba

Para llegar a la puerta de acceso a Machu Picchu hay dos opciones, pero en ambas es recomendable madrugar si se quiere subir al Huayna Picchu:

1.- El autobús que sube haciendo zigzag, cuesta unos 7€ al cambio y tarda poco menos de veinte minutos.

2.- Caminando y subiendo los peldaños que rompen en zigzag del camino, atajando hacia las alturas y requieren de ese esfuerzo que luego nos hace valorar más lo que nos encontramos ante nosotros.

Como os imaginaréis, elegimos la segunda opción. Mucho más sana, ecológica y económica.

Las razones de salir de Aguas Calientes cuando aún es noche cerrada, son conseguir el número que nos dará la posibilidad a escalar (en sentido semi metafórico) el Huayna Picchu poder ver la ciudadela aún arropada por las nubes.

El Huayna Picchu es la montaña que se alza frente de la construcción inca y para la que hay acceso restringido y limitado, debido a la estrechez del camino. La subida no es muy complicada y se puede realizar en una hora, pero los escalones de piedra son en algunos tramos muy empinados y hay que tener cuidado de no resbalar y precipitarnos hacia el vacío. Machu Picchu ya es suficientemente famoso sin estas noticias.

Machu Picchu se despierta
Machu Picchu se despierta @3viajes

La segunda razón por la que no hay que tirar el despertador por la ventana es esa primera imagen de la ciudadela, intuida entre los girones de niebla que a primera hora de la mañana cubren Machu Picchu, antes de dejar paso al sol, Inti, el gran Dios en la cultura Inca.

sidebar:ciudad:Aguas Calientes

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#peru#Sudamérica#machu picchu#Imperio Inca

Publicado por Silvia

Antes viajaba para ver en los demás la parte diferente; ahora viajo para conocer en qué nos parecemos. Javier Reverte. Viajero y escritor
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